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Acta Apostolicae Sedis - Commentario Oficiale

Pero como ellos evitaban sus sermones, resolvió refutar sus errores con folletos sueltos, que escribía entre sermón y sermón, ejemplares de escritos, pasando de mano en mano, acababan introduciéndose también entre los herejes. Este trabajo de hojas volantes disminuyó y cesó por completo cuando los habitantes comenzaron a asistir frecuentemente a los sermones; las hojas que habían sido escritas por la mano del santo Doctor, y que después de su muerte se habían dispersado, fueron recogidas mucho después en un volumen y entregada a nuestro predecesor Alejandro VII, quien después -¡él mismo!- tuvo la oportunidad de inscribió primero en el número de las beatos y luego de los santos[a]. Ahora bien, en estas Controversias, aunque el santo Doctor usa, con toda la amplitud los recursos polémicos de los siglos precedentes, sin embargo al disputar lo hace de un modo propio; ante todo el confirma que no puede pensarse que en Iglesia de Cristo pueda haber una autoridad que; no proceda de un mandato legítimo, del que los ministros heréticos carecen totalmente; por tanto, habiendo mostrado sus errores sobre la naturaleza de la Iglesia, define las notas propias de la Iglesia verdadera y muestra que se encuentran ciertamente en la Iglesia Católica, pero no en la reformada. Luego explica con precisión las Reglas de la fe y muestra que los herejes las violan, mientras que entre nosotros se conservan estrictamente; finalmente, añadió tratados especiales, de los cuales, sin embargo, solo quedan las cuestiones sobre los Sacramentos y el Purgatorio. Es verdaderamente admirable el copioso aparato de doctrina y los argumentos sabiamente dispuestos como en falange contra nuestros adversarios, como revela sus mentiras y falsedades, utilizando felizmente una ironía encubierta. Pues, si a veces sus palabras parecen vehementes, siempre alienta en ellas, como admitieron los propios adversarios, ese soplo de caridad, que era la virtud reguladora de todas sus disputas; ya que aun cuando sus hijos errantes son acusados de su deserción de la fe católica, se ve claramente que no parece esperar otra cosa sino construir un camino para pedirles afanosamente su retorno. También en el libro de controversias es fácil encontrar esa misma efusión de ánimo y el mismo espíritu,
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