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Acta Apostolicae Sedis - Comentario Oficial

viudas y vírgenes. Finalmente nos enseña, no solo a conocer sino también a superar, los peligros, tentaciones y atractivos de los placeres; y cómo cada año tenemos que renovar y reavivar el fervor del espíritu con las santas resoluciones. Y este libro, en su tiempo considerado sin igual entre de su tipo, ojala hoy volviese a ser leído por todos, tal como en aquel tiempo estaba en las manos de todos; de modo que reviviese la verdadera piedad cristiana de la gente, y la Iglesia de Dios se regocijaría con la común santidad de sus hijos. De mayor relieve e importancia es el Tratado del amor de Dios, en el que el santo Doctor casi llega a exponer la historia del amor de Dios, narra su orígen y progresos, y atmbién por qué puede comenzar a enfriarse y languidecer en el ánimo del hombre, enseñando después la forma de ejercitarse y progresar en él. Cuando surge la oportunidad, explica claramente las cuestiones más difíciles, como la gracia eficaz, la predestinación y la vocación a la fe; y no de manera árida, sino -conforme a su fértil y ágil ingenio-, adornando el tratado con tal agrado y al mismo tiempo dulzura de unción, e ilustrándolo con tal variedad de símiles, ejemplos y citas, en su mayoría extraídos de la Sagrada Escritura, que lo que escribe parece que surge no tanto de su mente, de como de sus mismas entrañas.

Los principios de la vida espiritual, contenidos en estos dos volúmenes, los convirtió para beneficio de las almas, cuando los reflejó con su cotidiano ministerio en sus maravillosas Cartas[a]. Esos mismos principios los aplicó en el gobierno de las Hermanas de la Visitación, instituto que fundó y que aún conserva fielmente su espíritu. De hecho, todo, por así decirlo, respira moderación y dulzura en esta familia religiosa, que está destinada a acoger vírgenes, viudas y mujeres débiles o enfermas, o de edad avanzada, en las que la fuerza del cuerpo no es igual a fervor del espíritu. Pues no hay allí largas vigilias o cánticos,