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MADRES ESPARTANAS al

que estime la Junta, sin haber alguno”,

En 1516, Doña Adela Rocamora, se presenta en e] Cuartel general de San Martín, en Mendoza acompañada de su esposo y tres hijos y pre aceptación que bo se hizo demorar, quedan éstos incorporados al Ejército Libertador. Al despedirse ln señora Rocamora de esos cuatro séres queridos eve no pueden evitar corra uva lágrima por sus

las, les dice con varonil acento: lorcis! Linrad enando veais la Patria hu- miilada, pero preferid morir antes que ella More por vosotros, Que lios os proteja y ul valor no os falte,

A lo que se espose contestó lleno de emoción :

—Moriré por la Patria, esposa mía!

Trémulos y lurindo repiten sus hijos con voz entrecortada ;

- -Moriremos por la Patria, madre antada!

El (ieneral San Martín, que 3 pocos pasos de ahí presenciaba tan patótica escena, se apresuró á es trechar sileneiosa y respetuosamente la mano de tan patriota mujer, quien, nueve años después, tu- vo la satisfacción de recibir en sus brazos al esposo amado y á sus tres hijos, que regresaban de sus jrioriosas campañas sanos y salvos.

En cambio. otra magnánima mendocina que ha- bía dado al Ejército Libertador sus ocho hi jos, á la edad de ciento y amás años se deridió arrastrarse hasta Santiago de Chile por saber. antes de morir, de la suerte que habían corrido. ¡Cuál no sería su dolor al ser noticiada qne, de orho, el único sobreviviente estaba em la escolta del Presi- Gente de la República en «lase de Sargento conde» corado!