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biente voluptuoso de mallas cristalinas, indefinidamente variadas, cual si debiese oponer una barrera infranqueable á las fatigas del tiempo.

Así la India Calchaqui, modela sus cántaros, que son una necesidad para la familia, y los adorna con guardas y figuras de distinto carácter, para distraer su vista, al fin fatigada, con la monotonía de un paisaje de montañas sin verdor y de campos sedientos—mientras su fiel amigo persigue el Huanaco ó la Vicuña entre los riscos, cultiva el maiz, ó eleva las pircas, ó prepara las armas con que un dia defenderá palmo á palmo su libertad y sus Penates.

Las tareas de los Indios de aquellos valles no les permitían suavizar los movimientos de sus manos hasta el extremo de trazar las líneas puntadas de los adornos del vaso que he estudiado, porque semejantes sutilezas ornamentales tienen algo de la fuerza femenina, algo del ewig weiblich, incompatible con el espíritu guerrero, y el viril sentimiento de los hombres calchaquis.

He calculado dos horas para la confeccion del pequeño—y para mí muy interesante—vaso de Andalgala. Mas tarde, con motivo de otros análogos, estudiaré ciertas condiciones de la confeccion: pero al pensar que aquel tiempo empleado de un modo contínuo por las exigencias de la pasta, sin mas interrupcion probable que la necesaria para hacerle ganar la consistencia que reclama la presion del grabado, la atencion de una obra de esa clase, atencion que sólo la vida esencialmente doméstica puede encontrar al interrumpir por momentos la obra de los telares, la gracia del conjunto, y la finura de ciertos detalles, me parece increíble que no haya sido mujer quien lo fabricó.

De todos modos, no faltará quien piense que esos fragmentos cerámicos no sirven para nada.—«Poco me importa;»—dije á un amigo que me lo hizo notar cuando leyó mi primer artículo—«si estos fragmentos no sirven para nada, estos instrumentos sirven para restaurarlos.» En otros términos, desde el grano de arena hasta las nebulosas que nos asombran, priman la observacion, la inteligencia, el Espíritu Científico. Pero es un error. Sirven por lo pronto, en una casa moderna, con sus exigencias de cristalería doméstica, para incomodar á las personas que tienen que ocuparse de las copas, cuando el apasionado les busca un sitio que contiene cosas frágiles que se cuidan, pensando que allí estarán mas seguros,—y porque no se tiene un local apropiado, á modo de museo, para colocarlos en una especie de pedestal—y sirven tambien, lo