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la prueba experimental, y se verá que semejante tarea sería contraria á las condiciones sexuales de la mente, y, por lo tanto, impracticable.

Respecto del deseo de saber, tambien hay dos extremos: los mas ó menos ávidos y los mas ó menos indiferentes. Cada uno de estos extremos puede subdividirse en otros dos, del modo siguiente:

Avidos Por inclinacion.
Por sugestion.
Indiferentes Por sugestion
Por inclinacion.

Es inútil decir que, debido á los distintos grados y matices, las líneas de separacion no existen tampoco aquí.

Entre los curiosos por inclinacion, hay muchos que son mas ó menos indiferentes por sugestion; es decir, por el disgusto, desaliento y desconfianza de sí mismos, causados por la enseñanza casi siempre contraria á las inclinaciones individuales ó sexuales. El curioso de esta clase podrá salir de su indiferencia cuando los agentes del medio le sean favorables. De lo contrario, quedará para siempre como sapo bajo una piedra.

Entre los indiferentes por inclinacion, hay muchos que son mas ó menos curiosos por sugestion. Estos son aquellos individuos que no aprenden sino lo que se les enseña, y tan pronto como se les deja, quedan parados y muy satisfechos de su saber. Son como un vehículo cargado, al cual se le ha quitado los caballos en la mitad del camino.

La mujer pertenece principalmente á los primeros: á los indiferentes por sugestion. Su natural credulidad y timidez infantiles no le permiten eliminar sus creencias religiosas, y sigue sin desviarse del camino trazado por los que van mas adelante que ella en la misma direccion ♀, es decir, por los hombres que, por atrofia espontánea ó artificial de su plasma germinativo, ni visten como los demas (San Mateo, Cap. XIX, ver. 12).

Los hombres mas varoniles, ó sea los del lado opuesto, han continuado eliminando y adelantando en la direccion ♂; pero cuando, por sugestion, arrastran tras sí á los individuos femeniles, desprestigiando sus creencias religiosas, determinan en ellos una verdadera tension de espíritu, que los pone en una posicion inestable y violenta, cuyas consecuencias son siempre desastrosas.

Estas consecuencias difieren en su naturaleza segun el grado de