Página:Revista del Jardín Zoológico de Buenos Ayres (Tomo I. Entrega IX, pp. 257-288).pdf/29

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 284 —

considerar el progreso del saber como verificándose de una manera contínua desde el más remoto pasado. Pero, si no excluímos á esa fuerza, de la ley universal de la intermitencia, debemos admitir la posibilidad de que antes del progreso actual haya habido otro, cuya fase de decadencia empezó en los tiempos protohistóricos[1] y terminó en la Edad Media. Debemos admitir tambien la posibilidad de que la intermitencia en el progreso del saber llevó al anterior hasta un punto culminante, pero de tan corta duracion, como es la permanencia del Sol en sus solsticios. El Génesis, como lo haré notar oportunamente, parece hacer alusion á siete de estos gnosticios.

El tallo de la símpode ha desaparecido, ó, mejor dicho, está oculto por una causa análoga á la que hace no se vea el tronco de un árbol muy frondoso; pero trataré de descubrirlo. En cuanto á su primitiva posicion geográfica, parece haber pasado en los tiempos prehistóricos por el Cáucaso, en direccion de Sur á Norte y de Norte á Sur.

En esta última direccion, y separada por los mares Negro y Mediterráneo, ha pasado la corriente de pueblos numerosos y bárbaros, á que sin duda alguna se refería figuradamente el sacerdote de Sais, reportado por Solon. «Todo, decía, lo que se ha hecho de bello, de grande ó de notable, bajo cualquier respecto, sea en vuestro pais, sea en el nuestro, sea en otro lugar conocido por su renombre, todo eso está escrito aquí, desde largo tiempo há, y conservado en nuestros templos. Pero en vuestro país, y en los demás pueblos, el uso de las letras y de todo lo que es necesario á un estado culto, jamás data sinó de una época reciente; y pronto á ciertos intérvalos, caen sobre vosotros, como una peste mortífera, los torrentes que se precipitan del cielo y no dejan subsistir sino hombres extraños á las letras y á las Musas (Solon era griego), de modo que vosotros recomenzais vuestra infancia, por decirlo así, sin conocer acontecimiento alguno, de vuestro país ni del nuestro, que remonte á los tiempos antiguos. Para nosotros, el Nilo, al cual debemos nuestra conservacion en otras muchas circumstancias (en Egipto no llueve casi nunca), nos salva tambien y nos preserva de ese desastre. Y cuando los dioses purifican la tierra sumergiéndola, si los campesinos y los pas-

  1. Anteriores á los prehistóricos.