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Página:Revista del Jardín Zoológico de Buenos Ayres (Tomo I. Entrega XI, pp. 321-352).pdf/32

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Según el señor Liais, la existencia de estas dos clases de pelo, en el vientre, los caninos más largos relativamente á los de los otros Tigres y el ser animal más sanguinario, que segun él mata no para comer sino para chupar la sangre de las víctimas, y su corage, pues no huye del hombre, sino que lo atropella, á lo que yo debo agregar su relativa abundancia, puesto que, por Misiones, ya se han visto algunos, como por ejemplo, en las Campiñas de Américo, y el perfecto conocimiento que de él tienen todos los indios, son razones suficientes para creer que no se trate de un caso de melanismo, sino más bien de una especie propia.

El nombre que los indios [1] del Brasil dan á este Tigre, es el de Yaguá-tyryc, es decir, Tigre que es necesario evitar, y Yaguá tyrica es igual á Tigre del que es necesario huir; con ésto se da una idea de su ferocidad.

Los indios de Misiones llaman al Tigre negro con distintos nombres según la tribu á que pertenecen: así los Ingain le dicen Kuchí Kudáu, los Kaingángues: Ming shá, los Guaraníes: Yaguaretehú.

Este tigre debe haber tenido una distribucion geográfica vasta en nuestra República, quizás accidental, y de ésto da fé una antigua leyenda que existe entre los paisanos de Gualeguay, al Sur de la Provincia de Entre Ríos, sobre este animal.

Cuentan los viejos que, sobre la costa del Río Gualeguay, vivía un hombre muy bueno [2]. Cierta noche fué avanzado por una partida de malhechores que, sin piedad, lo asesinaron para robarlo. Poco tiempo despues, de entre los pajonales del Río, un enorme Tigre negro salió al encuentro de uno de los malhechores, que iba acompañado de otros vecinos, y, dirigiéndose hacia él lo mató de un zarpazo, sin herir á los otros.

Este tigre negro, con el tiempo, concluyó por matar á todos los asesinos del finado, entresacándolos siempre de entre muchas otras personas, sin equivocarse, lo que dió márgen á que se creyera que el Tigre negro no era sino la

  1. Se refiere á los Tupis que no son sino lo que nosotros llamamos Guaraníes, raza indígena que allí predomina.
  2. Debo esta leyenda á mi distinguido amigo el doctor Carmelo Crespo.