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Página:Revista del Jardín Zoológico de Buenos Ayres (Tomo I. Entrega XII, pp. 353-384).pdf/36

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Segun ellos, la luz mala procede de un alma que se halla en pena por cualquier motivo, y dicen que, rezando por ella, la luz no los sigue, que es precisamente á lo que tienen miedo.

Si por allí se halla una tumba, entónces dicen que el difunto quiere que se lleven sus huesos á lugar sagrado, esto es, á un cementerio.

La fantasía de la gente de campo ha creado un sinnúmero de cuentos á propósito de la luz mala, cuentos que se refieren alrededor del fogon, generalmente de noche, mientras el mate rueda de mano en mano y los párpados se van poco á poco cerrando por la necesidad de reposo que tienen despues de todo un día de rudas tareas.

Esas historias tétricas y lúgubres, dichas allí, miéntras la llama sustituye á intervalos con su claridad á la luz mortecina de las brasas que sólo alumbran el círculo central de oyentes, es algo que se impregna en la humanidad individual, haciéndole parar los pelos y correr escalofríos por la espina dorsal, cada vez que un nuevo episodio es relatado.

Luego, cada uno de ellos, cuando en sus andanzas se encuentre con un fuego fátuo, recordará todo aquello; las células cerebrales que fueron tan fuertemente impresionadas otrora, volverán á funcionar, haciéndole desfilar, de un modo rápido, el recuerdo de aquellas noches, y entónces, espantado, sintiendo la piel de gallina por todo el cuerpo, se sacará trémulo el sombrero, y recogiéndose todo en sí mismo, miéntras sus labios balbucean una plegaria, mirará con los ojos azorados la luz mala.