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como los perros, y abstraídos de tal modo, que muchas veces permiten á las canoas acercarse á ellos, lo suficiente para que sean bien observados.

En el Jardín Zoológico, en cambio, se ha podido observar que no tienen época fija, y que la preñez no es un obstáculo para la buena armonía.

Los tigres, en sus atropelladas, no siempre salen victoriosos; muchas veces tienen que renunciar á su intento, y otras hasta dejar su vida.

Segun voz corriente por el Alto Paraná, el Tapiro, cuando se siente asaltar por el Tigre, atropella el monte para obligarlo á bajarse á causa de las ramas cruzadas que chocan con fuerza en él, en la vertiginosa carrera del Tapir.

Los animales vacunos, segun dicen, se saben defender muy bien contra sus ataques, gracias á sus potentes aspas.

Las mulas, cuando pueden, se defienden á patadas y hasta logran matarlo segun el siguiente dato:

En las Altas Misiones hállanse, en medio de la selva virgen, unas pequeñas abras ó campiñas llamadas del Paraiso, cerca del arroyo del mismo nombre, ó Ipané, que desagua en el Alto Uruguay.

En ese punto, que conozco bien y que es célebre por los yerbales que allí hay cercanos, hallábanse una noche acampadas cuatro tropas de mulas.

Como á las ocho de la noche, más ó menos, los troperos, que ya estaban reposando, se despertaron á causa de un gran barullo de bufidos, rebuznos, patadas, ruido de monte atropellado, cañas rotas, etc., lo que les dió á entender que algo curioso pasaba con las pacientes mulas, de las cuales muchas bufaban cerca de sus dueños, como buscando su proteccion.

Esa noche, con el tumulto, no pudieron conocer la causa de todo él, pero ya lo sospecharon, lo que hizo que la pasaran en vela.

Al dia siguiente, vieron que varias mulas estaban heridas, y buscando mejor, hallaron, en la costa del monte, entre un tacuaral roto y deshecho, el cadáver de un Tigre muerto á patadas por ellas.

Al desollarlo, lo vieron lleno de magullones y con gran número de huesos rotos.