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Página:Revista del Jardín Zoológico de Buenos Ayres (Tomo II. Entrega II, pp. 33-64).pdf/4

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averiguar el agente, he hallado, en una jaula, con un nombre, un pájaro que tenía otro. En más de una ocasion se debía á las buenas intenciones de personas vinculadas al Jardin, de instalar en mejor jaula un animalito; pero... por olvido... se dejaba la etiqueta de lado—ó bien un peon que no sabia leer, é ignorante de lo que aquel letrero podría significar, hacía los cambios aludidos. Retarlo—echarlo á la calle—todo eso era muy bueno;—pero el barro ya estaba hecho. El público no ha contribuido poco á la desaparicion ú obliteracion de las tablillas,—de modo que, al fin, cansado, abandoné semejante tarea. «Este animal no tiene nombre», vocifera un exaltado—y amenaza comunicarlo á la Intendencia—y olvida que, un cuarto de hora antes, ha estado entretenido en observar á un descamisado de levita destruyendo una inscripcion, ó se ha entretenido él mismo en agregarle frases de un pintoresco guarango.

Al último me he visto obligado á esperar las instalaciones definitivas para confeccionar los letreros.

De todos modos, siendo el Director del Jardin el responsable de las determinaciones científicas, puede señalar aquí, con satisfaccion, que ninguna persona ha solicitado en vano, hasta ahora, los datos sérios que necesitaba.

Al ocuparme de las Aves, no quiero dejar pasar por alto un hecho que se vincula, con ellas.

Despues de muchos años de alejamiento de los estudios ornitológicos, en los que con tanta maestría hizo sus primeras armas mi particular amigo y compañero de tareas Enrique Lynch Arribálzaga, he conseguido comprometer su voluntad para que los reanude, y, como primer material, le he ofrecido la coleccion de Aves del Jardin Zoológico.

Los hombres de estudio que conocen á aquel caballero, saben todo el valor que tienen sus publicaciones, y si bien es cierto que mi vanidad ganaría vinculando mi nombre á un trabajo del género aludido, debo confesar que la satisfaccion de ofrecer al mundo inteligente la obra de colaboracion de Enrique Lynch se sobrepone, en mi hidalguía, á todas las vanidades. Es muy probable, pues, que, en la Guía del Jardín Zoológico, describa él las Aves.

En cuanto al Inventario, es el siguiente: