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LA PAZ DE LA ALDEA
En la paz virgiliana de la aldea
corre el arroyo silenciosamente;
en el ramaje el pájaro gorjea,
y pasa la carreta lentamente.
El gallo da la hora; la campana
de la iglesia minúscula solloza
al declinar la tarde, y una anciana
a la puerta se sienta de su choza.
El trueno del cañón súbito suena
y la calma bucólica importuna
y al campesino de temores llena,
que ya presiente el próximo saqueo,
y sobre el ronco estrépito la luna
brilla ungiendo de paz el bombardeo...!
Mayo, 1917.