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ROMANCERO DEL CID

que el servir al rey lo es
quien noble sangre semeja.
Faced en la mi mudanza
como tan sesuda fembra,
y en vos no se vea ninguna,
pues venís de honrada cepa.
Ocupad las cortas horas
en catar vuesas faciendas;
un punto no estéis ociosa,
pues es lo mismo que muerta.
Guardad vuestros ricos paños
para cuando yo dé vuelta,
que la fembra sin marido
debe andar con gran llaneza.
Mirad por las vuesas fijas,
celadlas; pero no entiendan
que algún vicio presumís,
porque faréis que lo entiendan.
No las apartéis un punto
de junto á vuesa cabeza,
que las fijas sin su madre
muy cerca están de perderla.
Sed grave con los criados,
agradable con las dueñas,
con los extraños sagaz,
y con los propios severa.
Non enseñéis las mis cartas
á la más cercana dueña,
porque no sepa el más sabio
cómo paso yo las vuesas:
mostradlas á vuesas fijas,
si non tuvierdes prudencia
para encubrir vuestro gozo,
que suele ser propio en fembras.
Si vos consejaren bien
faced lo que vos consejan,