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LXXVIII


A

l cielo piden justicia

de los Condes de Carrión
ambas las fijas del Cid,
doña Elvira y doña Sol.
Á sendos robles atadas
dan gritos que es compasión,
y no las responde nadie
sino el eco de su voz.
El menosprecio y la afrenta
sienten, que las llagas non;
que es dolor á par de muerte
en la mujer un baldón.
Tal fuerza tiene consigo
la verdad y la razón,
que hallan en los montes gentes,
y en las fieras compasión.
Á los lamentos que hacen
por allí pasó un pastor,
por donde no puso pié
cosa humana si ahora non.