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La vergüenza ¡vive Dios!
Sube mi sangre á la frente.
Don César.
Dejadla subir: caliente
La tendremos ambos dos.
Don Salustio.
Nuestra familia....
Don César.
¡No hablemos!
Sois en Madrid el solo hombre
Que sabe á punto mi nombre;
Con que así, lo dejaremos.
Don Salustio.
El otro día, en la calle,
Me preguntó una marquesa:
—¿Decid, qué figura es esa
De tan arrogante talle,
Que vestido de girones
Y la nariz levantada,
Lleva esa tremenda espada
Que golpea sus talones?
Don César.
Digisteis: —Es Zafarí.
Don Salustio.
No tal: corrido quedé.
Don César.
¡Por Cristo! apuesto yo, que
Ella ha reído de mí.
Es mucho lo que me gusta