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—Serás rico: lo prometo;
Pero es preciso ante todo,
Que yo te prescriba el modo
De trabajar en secreto,
Á fin de que una celada,
Oculta, bajo un espejo,
Cual á la alondra, el reflejo
Atraiga á una enamorada.
Don César.
Y darme
Queréis papel tan honroso.
¿Y de quién?
Don Salustio.
De una mujer.
Don César.
Enderezándose y mirando con altivez á don Salustio.
¡Alto ahí!—Lo que yo siento
Os lo diré en el momento,
Y sin empacho ha de ser.
—Quien bajamente se venga
De una mujer, siendo hombre,
Aunque lleve ilustre nombre,
Aunque grandes cruces tenga;
Sea vizconde ó marqués
Seguido por cien clarines,
Que anuncien en los confines
De su alcurnia la alta prez;
Si no procede cual tal,
Siendo grande de Castilla,