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SENADO CONSERVADOR

las colonias, snbia su deuda a tres mil millones de libras francesas i sus intereses a ciento veinte millones. Todo el mundo sabe a cuanto ha su bido esta deuda i sus enormes gastos con la guerra continental de la Francia i de toda la Europa, a quien ha costeado como aliada o como enemiga en cerca de treinta años, siendo el objeto principal sostener su comercio. Esta es la nación mas feliz i poderosa en el tráfico; esto cuestan las emulaciones i guerras mercantiles conducidas con fortuna. ¿Qué costarán las desgraciadas i de pueblos débiles? Entretanto, sabemos que los subditos de esta nación feliz i poderosa pagan cada uno en contribuciones públicas doce tantos mas que un turco.

A esto solo se responde que aunque el Erario sufra tan espantoso déficit, pero la riqueza i comodidad de los súbditos sostiene el crédito público i el esplendor nacional. Dejo al juicio de otros la fuerza i aplicación de este argumento, i mas cuando se habla de riquezas comerciales i no agrónomas, i paso a ver cuál es esta prosperidad individual de los ingleses.

Hace mui poco que se publicó la obra titulada Situación de Inglaterra de Mr. de Montveran, que comprende la estadística de aquel país en varios años; i en el de 812, con una poblacion de diezisiete millones, tenia cuatro millones doscientos cincuenta mil pobres alimentados a costa de las parroquias; esto es, contenia en mendigos la cuarta parte de su poblacion. Miseria espantosa i la mas horrible por sus circunstancias, pues estos infelices sufren el contraste de vivir entre poderosos, que muchos pudieran alimentar por sí solos una ciudad. Esta miseria, sin duda, ocasiona tantos delitos, que en el año de 811 se condenaron a muerte en Inglaterra 6,400 delincuentes, cuando en el mismo año en Francia en cuarenta i dos millones de habitantes que comprendía el Imperio, solo fueron condenados 392; esto es, hubo 26 suplicios por millón de habitantes, cuando la Inglaterra sacrificó al patíbulo 376 por millón. Esta es consecuencia precisa del comercio de tráfico, porque no pudiendo todos ser comerciantes, los demás han de perecer, subiendo este mismo comercio los alimentos a un precio excesivo. En este estado se halla la riqueza i abundancia de los súbditos ingleses, al mismo tiempo que la deuda nacional subía en estos años a mas valor que el precio de cuantos terrenos, muebles i riquezas contenia la isla; esto es decir que ya la riqueza inglesa en Europa era nula i nominal.

Pero si nosotros, en lugar de consumirnos en gastos con un comercio de tráfico i una marina para protejerlo, incapaz de rivalizar con otras naciones, nos contrajésemos a fomentar la agricultura i la industria sobre nuestras primeras materias, i si la baratura de los alimentos i la abundancia de linos i cáñamos que nos ofrece la fertilidad de nuestro terreno, hiciese de nuestro país un mercado tal vez mas barato que el de la India, i de unos tejidos que no tienen aquellas rejiones; si aprovechásemos tantos productos industriales del reino mineral que nos presentan nuestras cordilleras, si el ahorro de gastos marítimos nos proporcionase bajar los derechos comerciales, evitando así el contrabando i siendo preferido nuestro mercado; seguramente que en este caso todos vendrían a comprarnos i a conducirnos los productos i comodidades de cuanto ofrece el Universo i no tenemos aquí. De este modo, interin las demás naciones se despoblaban con la emigración que ocasiona la marina, no sotros albergaríamos los hombres que nos fuesen útiles, interin se consumían en gastos marítimos i guarniciones coloniales, i entretanto sacrificaban su vida i ganancias en guerras de comercio (que en el dia son casi las únicas que aflijen la tierra) nosotros aumentando nuestra poblacion, agricultura i manufactura, pondríamos las comodidades i las riquezas al alcance de todos los habitantes que no quisiesen estar ociosos, sin la enorme diferencia de fortunas que resulta del mero comercio i tráfico. Diré por conclusión: que ínterin todas las naciones se empeñen en tener marinas mercantes i militares, nuestra gran política debería ser convei tirios en nuestros corredores de lonja, i solo cuando ellas no tuviesen marina mercante podría convenirnos emprender el tráfico.

Añadid a lo espuesto:

  1. Nuestra localidad a los estremos de la tierra, que siempre nos ocasionaría un costosísimo tráfico i arrieraje de nuestros frutos.
  2. La falta de moralidad i carácter nacional que ocasiona el habituarse a ser huésped de todo el mundo.
  3. El espíritu de ambición, conquista i la que excita este jénero de vida i ocupacion, vicios tan perjudiciales a la formacion de los nuevos Estados; i, sobre todo, los hombres que arrancaríamos a la poblacion, la agricultura i la industria.

Núm. 8

Deseoso el Senado de ver planteada con la mayor brevedad posible la Constitución Nacional, ha acordado, con arreglo al decreto soberano de 31 de Diciembre, la distribución de trabajos que ésta exije en el orden i método que manifiesta la copia adjunta, que tengo el honor de elevar al conocimiento de US., para que se digne ponerlo en noticia de S. E., el Supremo Director, ofreciéndole los sentimientos de mi aprecio. —Secretaría del Senado, Enero 8 de 1824. —Al señor Ministro de Gobierno.


Núm. 9

El Senado Conservador i Lejislador, en cumplimiento del decreto del Congreso, de 31 de Di



Véase: [[Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile/<1824>/Sesión del <Senado Conservador, en <7> de <1> de <1824>|Sesión Ordinaria, presidencia Juan Egaña> del <Senado Conservador, en <7> de <1> de <1824>]]