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SENADO CONSERVADOR

Gobiernos antiguos con el nuestro; circunstancias de que debemos deducir lo que será razon esperar en favor nuestro, o en nuestra contra.

En cuanto a las necesidades de los otros países en sus empréstitos, solo sabemos que deseaban tener con alguna anticipacion los caudales que seguramente debían producirle sus contribuciones ordinarias. Ni Francia ni Prusia se hallaban en guerra, ni sus entradas eran inferiores a sus gastos. Nosotros gastamos de lo que tenemos i estamos empeñados en una guerra de la peor de todas las condiciones. En cuanto al crédito de Francia i Prusia, i principalmente de la primera nacion solo puede hallar un cotejo en Inglaterra, i en algún respecto aquél es mas ventajoso que éste por lo que hace a España, aunque pierda todas sus colonias, i aunque le perjudique mucho la memoria de la mala administración anterior, tiene bastante con sus rentas peninsulares, sin contar con las numerosas propiedades nacionales que le ha dado esta revolución, para asegurar todo el valor del empréstito. Pero nosotros presentamos a los capitalistas europeos un prospecto mui poco satisfactorio; porque si conocen el estado actual de nuestra hacienda pública, hallarán que nuestras rentas son escasísimas, como deben serlo las de un país tan nuevo, tan despoblado i de tan poco comercio, i si ignoran lo que estas rentas producen, por el mismo hecho no querrán entrar en la especulacion de poner sus caudales en riesgos desconocidos. A esto se debe agregar que miéntras nuestro Gobierno no se reconozca por los de Europa, i hasta que no haya pasado un buen número de años en los cuales se haya visto la permanencia del orden establecido, nadie juzgará que tiene sus intereses libres de quedar sumerjidos en una bancarrota como las que han hecho otras naciones, que se creían mas seguras. Así, pues, siendo nuestra situación incomparablemente mas desfavorable que la de los otros Gobiernos, nuestras dificultades deben estar en la misma proporcion; nuestros sacrificios deben corresponder a las dificultades; nuestro empeño en vencer éstas debe no ser inferior a la conveniencia que nos resulta de vencerlas.

El Gobierno francés hizo su empréstito con esta casa de Baring, en 1815, dándole vales de cien libras por cincuenta que recibía en dinero, i obligándose a pagar un interes anual de cinco por ciento sobre el valor nominal, lo que hacia el diez sobre la cantidad recibida. No se fijó término para la duracion del empréstito, ni se estipuló destinar ninguna suma para la amortizacion de los vales, de modo que el capital puede continuar ganando aquel interes sin disminuirse, por tiempo indeterminado. Esta sola consideración, sin hacer caso de las demas que hai que hacer, hace que el empréstito frances sea mas oneroso que el prusiano, pues en aquél se disminuye anualmente la cantidad prestada, i creciendo en la misma proporcion los fondos que han de estinguir la deuda, se hace venir cada vez mayor suma de los mismos intereses en la consolidacion del capital.

El Gobierno de Prusia recibió de Mr. Rothschild, en 1818, 3.774,900 £ en dinero, por el valor de 5.000,000 en vales, que debian de consolidarse dentro de 28 años, cobrando un interes anual de 5 por ciento. Estos intereses en los 28 años deben ascender a 7.000,000 £, i las sumas destinadas para la consolidacion deben haber subido a 1.650,000 £, siempre que los vales se consoliden por el valor recibido i no por el nominal. Todo lo que suban de aquel punto tendrá que aumentar el costo del Gobierno prusiano en la amortizacion de sus vales, conforme lo estipuló en su contrato. Así, pues, en el caso mas favorable para Prusia, habrá sucedido que, por 3.774,900 £, ha pagado 8.650,000, que es lo mismo que haber dado dos i un cuarto de millón por cada uno de los recibidos.

El empréstito de España se contrató el año pasado con las casas de Laffite i Hubbard, de Paris, por valor de 15.000,000 de pesos; pero, aunque en la circular se dijo que estaba contratado a razon de 70 por ciento, nadie ha creido otra cosa, sino que éste fué un medio de dar valor al papel español, habiendo convenido secretamente el Gobierno de Madrid con los supuestos prestamistas, de no cobrarles sino las cantidades que realizasen al precio que pudiesen. Así es que ahora mismo se venden en Lóndres aquellos vales a razon de 55 por ciento; lo que haría la quiebra de los contratantes, si su contrato hubiera sido tal como se publicó. Como quiera que sea, según la misma circular, se ve que el interes de aquel empréstito corresponde a un 10 por ciento, i que el Gobierno español se obliga a pagar los vales por el valor nominal, lo que hace que el negociante que compra hoi en Lóndres un vale de cien pesos, doble su dinero i gane en el negocio un 10 por ciento anual, si llega el caso de que le paguen; pero, como este caso no es demasiado seguro en el concepto de muchos, son pocos los vales que se venden.

Es, pues, visto que de los tres empréstitos citados, el mas favorable es el de Prusia, i por tanto comparemos con él los dos que yo propuse para Chile. En el primero se ofrecía dar vales de 100 libras por cada 50 que se recibiesen en dinero, pagando el 5 por ciento de interes sobre el valor nominal, que es el 10 por ciento sobre el valor efectivo. Se ofrecía, también, remitir anualmente un 2 por ciento sobre el valor total del empréstito para la amortizacion de aquella deuda, lo cual, con el 5 por ciento de interes hacia un 12 por ciento. Este 12 por ciento en 19 años habría hecho consumir a Chile 1.280,000 libras, con cuyo gasto quedaban pagados los intereses, i redimido el capital a razon del valor recibido, en la misma suposición que hicimos para Prusia. En este caso, habría sucedido que nosotros solo hemos desembolsado dos millones