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SESION DE 14 DE SETIEMBRE DE 1835

T. Martínez, que se componía de 90 cazadores i granaderos a caballo, una pieza de artillería i la indiada de Colipí; tomando yo la de la izquierda, que constaba del batallon Carampangue, al mando de su jefe; igual fuerza de granaderos a caballo i la indiada de Pilgüen i Collico en número de 300 hombres. En el mismo dia que nos separamos, cayó un golpe de enemigos sobre la division de la derecha, intentando quitarles los bueyes i caballos de repuesto; pero fueron cargados i deshechos, perdiendo 60 caballos i como 150 animales vacunos que aprovecharon nuestros aliados, matándoles 3 i quitándoles las lanzas i algunas familias. Al siguiente dia se volvieron a presentar en número de 600 a pié i a caballo prevalidos de la ventaja que les proporcionó un terrible aguacero que duró todo aquel dia, del conocimiento del terreno i de la espesura de los montes; pero también se consiguió matarles 6 hombres i 4 caballos.

El 23, a las 10 del dia, nos incorporamos, continuando nuestra marcha hácia el lugar donde tenían sus haciendas, donde otra vez se nos presentaron por entre los montes sin que fuese posible el batirlos.

El 24 hicieron otro tanto, dispersándose con solo haber hecho emboscar la compañía de volteadores del batallon lijero Maipo con su capitan don Francisco Ramos, en cuyo dia se ocuparon nuestros aliados en incendiar las tolderías enemigas i buscar sus haciendas, consiguiendo a la fecha haber reunido mas de 300 vacas i como 6,000 ovejas, de las que se han hecho degollar mucha parte por la dificultad de arrearlas.

Ultimamente, viendo que ya ninguno se me presentaba emprendí mi marcha en el dia de ayer, para este Malal, donde a la hora se me presentan dos enemigos mandados por el cacique Itama, de principal influencia, i entre ellos el de igual clase Paillalican, con el objeto de pedirme la paz, de poner a mi disposicion sus mocetones i dirijir correos para que se me presenten Cayupan e Inal, etc., que se hallan asilados en Boroa; pues la consternacion i el espanto los tienen aterrados, i hubiera sido mucho mas si esta espedicion se hubiera retardado hasta el mes de Enero, tiempo en que nuestros aliados hubieran entregado a las llamas sus muchos trigos.

En las insuperables dificultades que ha habido que vencer, ha acreditado la tropa el mejor órden i disciplina, sin que haya ocurrido otra desgracia que la pérdida de un granadero a caballo i un indio levemente herido.

Estos son los resultados que tengo el honor de poner en el conocimiento de V. S. por ahora, i de los que en adelante sucedieren, daré oportunamente aviso; sirviéndose V. S. impartirme las órdenes que crea convenientes.

Dios guarde a V. S. —Division de Operaciones de la Derecha. —Campamento en el Malal de Venancio, Noviembre 27 de 1834. -Bernardo Letelier. —Al señor Jeneral en Jefe del Ejército don Manuel Búlnes.


Núm. 677

Núm. 25

Despues de 6 dias que permanecí en el Malal poniendo en ejercicio todos los medios posibles a fin de orijinar toda suerte de males a los enemigos, que aun no se me habían presentado; me fué preciso emprender mi retirada a este fuerte, al que solo hoi he llegado con ínteres de dar descanso a la tropa, despues de las fatigas que ha sufrido en la campaña, i de reponer las caballerías para en caso de ser invadidos nuevamente; pues, por otra parte, ya era insoportable la conducta de nuestros aliados, e imposible de evitar el que se volviesen a sus casas.

En mi nota oficial de 27 del que espiró, anuncié a V. S. habérseme presentado el cacique Paillalican, por cuyo conducto conseguí que también lo hicieran Melillanca, Lebuman, Cayuquel i Pichumal, quienes despues de tantas manifestaciones de fidelidad i repetidas promesas de su alianza, me han dado en rehenes cuatro hijos con la condicion de invitar a todos a hacer una paz permanente, a que me entreguen al infame Pellejo i a un español Rosa Paredes refujiado entre ellos. A mas de estos rehenes, tengo en mi poder a un hijo de Tralma, cuya adquisicion casual es de mucha importancia, para que aquel trabaje en ser de opinion manifiesta entre ellos, con cuyo suceso i por los incalculables males que les ha ocasionado, puedo casi asegurar a V. S. que quedan en la obligacion de hacer efectiva la paz para evitar de esta suerte el hambre que los pondría hasta en el conflicto de perecer. La esperanza de sus chacras la han perdido enteramente sin haber podido dar un solo surco i ademas la pérdida que han sufrido, por la infinidad de animales mayores i menores que se les han tomado.

Del lugar llamado Repocura ha venido el cacique Llancamilla, i se me ha presentado con loda su familia i sus mocetones con el objeto de aumentar la fuerza de Colipí.

Instigado por los caciques de Collico, i convencido al fin de la necesidad de darles alguna fuerza que solicitaban para su defensa, me vi en la precision de auxiliarles con 125 hombres del batallon Carampangue al mando del capitan del mismo don Manuel Bahamondes, como igualmente con algunos de caballería.

Siendo estas las ocurrencias que han tenido lugar despues de mi primera nota, tengo el honor de ponerlas en conocimiento de V. S. Dios guarde a V. S. —Division de Operaciones de la Derecha. —Puren, 5 de Diciembre de 1834. —Bernardo Letelier. —Al señor Jeneral en Jefe del Ejército.