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SESION DE 23 DE DICIEMBRE DE 1836

se alegan, nos sentimos inclinados a dudarlo. ¿No es de creer que se aparentan esos temores i se toca esa alarma para dar un motivo ostensible a ciertas medidas cuyo verdadero objeto no es la seguridad esterior?


Esta es una cuestion en que no hubiéramos pensado mezclarnos, si no nos provocase a ello la malignidad con que se hace figurara Chile en esos ponderados recelos. Uno de los motivos de desconfianza en que se apoya el articulista, es la íntima union que existe entre el Gobierno boliviano i el de otra República, que, segun se dice, hostiliza realmente al Perú con medidas de hacienda. No gastaremos tiempo en desvanecer la absurda insinuacion de una alianza ofensiva entre estas dos Repúblicas. En cuanto a las medidas, o por mejor decir, a la medida única a que alude el articulista, su odiosidad debe recaer esclusivamente sobre el Gobierno que la ha provocado, i a cuyo arbitrio está el hacerla cesar cuando quiera, pues se asegura que "todas las dificultades entre el Perú i Chile pueden allanarse en una entrevista diplomática". Pero lo que mas nos ha sorprendido es la disposicion hostil que se atribuye a las dos Repúblicas vecinas, por "los insultos i las acusaciones injustas que los periódicos oficiales de una i otra prodigan a la administracion peruana". El Araucano es el único de los periódicos chilenos que tiene conexion con el Gobierno, i esta conexion se reduce a la insercion de las leyes i demas documentos que interesan al público. Sabido es que en sus columnas se han impugnado repetidas veces, aunque con moderacion i respeto, las opiniones de la administracion actual. Pero, despues de todo, ¿qué parte es la que ha tomado El Araucano en esa guerra de insultos? Este es un punto en que apelamos con toda confianza al juicio de nuestros lectores imparciales. Digan ellos, si cuando se nos ha ofrecido hablar del Perú, hemos excedido los límites de la libertad moderada que es indispensable en las discusiones políticas; si nos hemos propasado a materias que no sean del dominio del público; si acerca de las alteraciones mas o ménos ruidosas que han sobrevenido en la República peruana, hemos hecho otra cosa que trascribir sus propios periódicos; i si, en jeneral, no han sido éstos mucho ménos corteses i comedidos con el Gobierno chileno. La verdad es que miramos con demasiado dolor las inquietudes domésticas de los Estados americanos para que, ni aun con respecto al Perú, tengamos la menor inclinacion a personalidades i dicterios, abanderizándonos con ninguno de los partidos contendientes. Neutralidad entre ellos i entre los diferentes Estados ha sido nuestra divisa. Trascribimos indistintamente las publicaciones de todos (a lo ménos en cuanto lo permiten los estrechos límites de este periódico), i refiriendo los hechos, nos hemos abstenido de erijirnos en jueces. Acerca de las cuestiones particulares que se ajitan entre el Perú i Bolivia, hemos guardado silencio. En el uso de la libertad que la costumbre universal ha concedido a la prensa periódica, si algo se nos tacha, es un exceso de circunspeccion i reserva.




Estaba escrito el artículo que antecede cuando llegaron a nuestras manos algunos números de varios periódicos de Lima que alcanzan hasta el 9 del mes pasado, i por ellos podría creerse que sus autores se han propuesto realizar algun plan para cortar las relaciones que unen a los peruanos con los chilenos. Todos parecen empeñados a la vez en injuriar a nuestro Gobierno, i en consignar a la imprenta insultos soeces i calumnias groseras que ningun provecho pueden producir en aquel pais. No podemos creer que tales escritores sean peruanos, sino cosmopolitas errantes, profesores de fantasmagoría política, que recorren la América engañando hombres i alucinando pueblos para sostener su perjudicial existencia. El patriotismo americano, fundado en principios reconocidos por todas las nuevas Repúblicas del nuevo mundo, ha formado de sus Gobiernos una sola familia e inspirado cierto decoro i dignidad aun en las contiendas que es indispensable se orijinen de la diferencia de intereses. Por esta fraternidad, creada por la uniformidad de la causa de los americanos, los Gobiernos i los pueblos se han respetado mútuamente; no se han avanzado a censurarlos motivos de sus conmociones respectivas, ni ménos a violar las personas de los jefes i majistrados. Fieles los chilenos a este deber, i considerando a los peruanos obligados a cumplirlo del mismo modo, no pueden creer que lo hayan abandonado sin mas objeto que el ruin placer de difundir contra esta República i sus jefes, injurias que, a no tener un carácter elevado, podíamos corresponder con superabundancia i efecto. ¿Mejora el Perú su situacion política, se aumentan sus rentas, se arreglan sus negocios, se corrijen sus empleados, se establece la moral i se respetan las virtudes, con publicar embustes i vilipendio contra nosotros? Si creyéramos que son patriotas los que escriben semejantes cosas, les aconsejaríamos que se ocupasen primero en sus negocios, que diesen siquiera una mirada cuidadosa al seno de su palacio....pero si no son ¿a qué fin vamos a incomodarnos con reconvenciones?


Los peruanos están engañados por una caterva de inmorales, intrigantes i corruptores que los divierten con sombras i que poco les importa arruinarlos. Se les alucina con relaciones falsas de paises lejanos, i nada se les proporciona para mejorar su estado interior. Los periodistas, cuyo cargo es llamar su atencion a los intereses públicos, la llevan a supercherías que figuran afuera, i para esto han elejido a Chile por teatro.


¿Qué es lo que dicen? preguntarán nuestros lectores. Justo es satisfacerlos. La Verdad, de donde se copió el artículo del número anterior, teme que auxiliemos a Bolivia para invadir a