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SESION EN 25 DE AGOSTO DE 1843

tirlo; que no tiraniza a la sociedad, pero que conserva sus fueros; que escucha a la prensa, que gusta de la libertad de imprenta, i aun la proclama altamente, pero que no le perdona el menor desliz, no le tolera el error i las pasiones, sus inseparables compañeros, i se irrita sériamente por cualquier defecto.

En un pais semejante, en Chile diremos, ha sido en verdad una especie de prodijio que la prensa periódica haya podido elevarse a la altura en que hoi se halla. Sin estímulos de ningun jénero, si no es el de los paises civilizados que nos aguijonean con un ejemplo, sin contar con muchos lectores, sin tener quién la defienda contra el poder o contra las preocupaciones, nuestra prensa periódica se ha mostrado liberal, i enemiga de la anarquía, ilustrada i cauta para atacar los errores, laboriosa sin recompensa, entusiasta al lado de la patria, i constante en medio de los disgustos i sinsabores.

De un año a esta parte los periódicos de Chile han aumentado sus gastos en un tercio, i no han subido al público el precio de suscricion.

Han dejado de ser copiantes i se han vuelto productores de todos los dias.

Han amenizado sus columnas con las mas bellas i modernas producciones europeas.

Han llevado una copia fiel de la crónica estranjera; han anunciado al momento cualquier cambio político, cualquier suceso de interes al comercio, cualquier idea nueva que se haya visto en las otras naciones.

Ha discutido todas las cuestiones de interes que se han ofrecido en el pais, ya de política interior, ya de esterior.

Han estimulado sin cesar a las municipalidades, i las han servido grátis con sus columnas.

Han estimulado a las Cámaras, i han dado grátis publicidad a sus debates.

Han promovido diariamente mejoras. Han tratado hasta el fastidio de caminos, de puentes, de inmigracion, de casas penitenciarías, de escuelas, de policía, etc.

No han enzalsado nunca al poder; no han llamado héroe al Presidente, ni sabios a los Ministros, nunca, nunca, nunca!

Por el contrario, mas de una vez han recibido con frialdad los actos del Gabinete, i mas de una vez le han dicho claridades i le han hecho arrugar el ceño. Mas de una vez se han agrupado alrededor del Gobierno algunos palaciegos para aconsejarle, que retire la suscricion a El Mercurio, alegando que era papel de oposicion.

I es de tenerse presente que si la prensa de Chile carga con algun yugo, no es el gobierno, ni su suscripcion, quien se lo impone, sino la intolerancia del público, i esa turba de plantas parásitas que no tienen mas patria, ni mas convicciones, que las sonrisas del Poder. Por nuestra parte, declaramos que mas tememos al público que al gobierno; que aquel nos ha dado malos ratos alguna vez, i este jamas. Conocemos de vista apénas a la mayor parte de los miembros del Gobierno; no tenemos relacion ni contacto alguno con ellos; jamas nos han insinuado que escribamos en política en este sentido ni en aquel otro. I a fé que no necesitamos jurarlo, pues está a la vista que nuestras ideas no son las de los Ministros.

Sin embargo de esto, i sin embargo del estado actual de nuestro pais, un diputado quiere mas independencia en los trabajos de la prensa, i quiere mas capacidad en los redactores; un diputado que está a sueldo del gobierno se queja de que los periódicos están asalariados; un diputado que no ha hecho en la actual sesion sino hacer perder tiempo i hacer reir a la barra, acusa de fútil i de nula la prensa; un diputado que por dos veces ha ido a desahogar una pasion privada en el recinto sagrado de las leyes, se queja de que los periódicos están siendo órganos de pasiones mezquinas; un diputado que nunca ha hecho triunfar su voto en las Cámaras, dice que la prensa es impotente; un diputado que segun él mismo, si mal ro recordamos, no tiene principios fijos, acusa de inconsecuente a la prensa. Vamos a ver, pues, si este mal abogado defiende una buena causa; vamos a ver si tiene razon en querer que la prensa se haga mas independiente de lo que es, i si la nacion consiente, que lo sea. Otra vez, hasta mañana.


Núm. 288 [1]

Ayer nos atrevimos a decir de nuestro pais lo que está en la conciencia de todos, i que puede decirse sin rubor. Pintamos a nuestra sociedad tal como la ha dejado el sistema colonial i como la modifica el réjimen republicano: compuesta de una aristocracia de dinero i de intelijencia, i de un pueblo material, pero marchando ámbos elementos hácia la nivelacion jeneral, i a un porvenir seguro; marchando gradualmente, i no a saltos; marchando con todo el peso de su mole, i no por impulso ajeno, sin opresion ni anarquía, sin tiranos ni demagogos, sin hombres necesarios, i sin fiebre revolucionaria susceptible de ser palanqueada, pero no de ser precipitada, a no ser por un gran tirano o un gran tribuno, por una guerra civil de que no hai el menor asomo, o por una desastrosa guerra esterior que ménos hai que temer.

Sin duda que en una sociedad semejante, los hombres patriotas, los hombres ilustrados, tienen una grande mision que llenar. Desde la tribuna o desde la prensa, como el piloto desde la popa, deben dar voces para que la maniobra se haga bien i en órden i para que la na

  1. Este documento ha sido tomado de El Mercurio de Valparaiso de 30 de Agosto de 1843, núm. 4,542. —(Nota del Recopilador.)