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SESION DE 29 DE DICIEMBRE DE 1824

es tan malo como toda la Constitución i el pueblo de Santiago hizo su resolución el 19 de Julio por lo que se practicaba por esa Constitución, i por lo mismo era el disgusto jeneral de todos los pueblos, pues aun ignoraban el contenido de lo que estaba por plantearse i su exasperación era por lo que estaba en uso.

El señor Infante. —Señor, se me ha herido en lo mas vivo del honor. Se me ha dicho que quizás he espresado mi dictámen por la existencia del reglamento de justicia, porque soi un miembro del Tribunal de Apelaciones. No puedo tolerar tanto agravio, porque jamas he tenido ningún empleo, ni la Patria me ha ocupado en ninguno porque yo me haya apersonado ni procurado nada, miént'as no se me haya llamado. Si a mí se me ha dicho que, por ser miembro de la Corte de Apelaciones, sostengo el reglamento, también pudiera decirse que el señor preopinante, por haberlo sido en otro tiempo, (el señor Presidente le llamó al orden) se ha dicho que las causas se han retardado por los jueces de letras. Es una verdad. Cuando se puso en planta el reglamento, no se tuvo en consideración que debian haber muchas causas pendientes con los alcaldes, i que por consiguiente debia dejarse a éstos autorizados para concluirlas, sino que se agolparon a los jueces de letras mas de 400 causas; ésta es la causa de la demora que se ha sufrido i esperimentado con los jueces de letras; tanto ha sido esto, que despues se mandó que los jueces de letras entendiesen en aquellas causas que sólo empezaron despues que se establecieron.

El señor González. —No sé si hayan voces mas contradictorias; subsiste una parte de la Constitucion; no subs ste una parte de la Constitución despues ce haberse declarado que toda está suspensa. Por eso dije anteriormante que se emplearía el Congreso en sancionar antes de ayer lo que habia de subrogarle. No se me han demostrado las dificultades que hai para que pueda volverse en un momento a adoptar lo que se ha desechado, porque entónces se me opone que debe continuar la existencia del Senado, como que también estaba planteado; pero yo creo evidentemente que este cuerpo deliberativo no ha de existir, i de consiguiente tampoco debe existir nada de lo planteado. Todo loque se quiera que subsista, establece efectivamente un senado; pues, quítese esto para evitar la necesidad de ese cuerpo, i de este modo habremos salvado el inconveniente de ponerlo otra vez en el ejercicio de su empleo, es decir, no se adopte nada de la Constitución, i no tendremos Senado.

El señor Elizalde. —Señor, aunque creo que se ha discutido lo bastante para sostener que subsista miéntras lo planteado de la Constitución, sin embargo, lo que ha dicho el señor preopinante, me parece que se ha satisfecho anteriormente, añadiré que no vamos a declarar subsistente la Constitución en la parte que trata del Senado, porque su existencia es nula desde el momento que se instaló el Congreso. Otro señor diputado ha dicho que la Constitución no puede observarse despues de haberse declarado insubsistente ¿qué haremos en este caso? ¿nos quedaremos sin leyes? No puede ser, porque quedaríamos en un estado de anarquía. Yo no encuentro dificultad en que permanezca una parte de esa Constitución solo porque se haya declarado insubsistente. El mismo señor preopinante que dice que en esto hai una contradicción, no me negará que son necesarias las leyes fundamentales, que sin ellas no podemos vivir un momento.

No pueden adoptarse ahora las del acta de unión, porque no puede plantearse en el momento como las de la Constitución que ya están planteadas. No es posible que quedemos sin leyes que nos rijan; ménos mal sería que el Poder Ejecutivo gobernase absolutamente; sí no se adopta alguna lei, quedarían sin ella los Tribunales de Justicia, i se alteraría todo el orden establecido, hasta que se nombrasen otras leyes, lo cual sería obra de mucho tiempo. Los inconvenientes que se han espuesto por los señores preopinantes tendrían lugar cuando dijéramos que iba a subsistir para siempre lo planteado; pero solamente decimos: manténgase miéntras lo planteado i nada mas.

El señor Cordovez. —Parece, señor, que no nos hemos contentado con degradar la Nación con la Constitución, sino que adelantamos mas con querer dejar subsistente lo que hemos declarado que ya no lo es. Todo el pleito consiste en que quede planteada en la capital del Estado, porque en todos los demás pueblos se ha mandado que no se observe. ¿Cómo podemos entender esto? ¿Cómo será posible que suframos un tribunal en un solo pueblo cuando hemos jurado que la República de Chile es una e indivisible? Aquí rije el tribunal de la Suprema Corte de Justicia i en las demás provincias no es obedecido. La jurisdicción de la capital no es mas que hasta Colina. En la capital existe un tribunal, en las demás provincias no se obedece. ¿I es posible esto, señor? Ha vuelto el réjimen anterior en las provincias, i en la capital se rijen de diferente modo. Yo creo, señor, que cuando tratamos de organizar al país lo desorganizamos mas i mas. Yo estoi en la intelijencia que seria mui vergonzoso al Congreso decir a los pueblos: queda derogada la Constitución por inútil i anti-política, pero queda rijendo lo planteado. Cuando todos saben que lo planteado también es malo; este es mucho degradamiento, señor.

Yo veo que muchos pueblos i aun la misma capital, no quieren ni lo poco que está planteado, sino les metemos esta nueva lei como en el Congreso pisado, mandándoles bayonetas que por fuerza se las hagan observar. Es una cosa, señor, que no la alcanzo a comprender. En todo el Estado continúa el réjimen anterior, solo en la capital se ha planteado uno que otro artículo; de este modo se están gobernando todas las provin