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El buen paso, el regalo, y el reposo, allá se imvento para los blandos cortesanos. (CERVANTES, Q. I, 13.) Y aunque la hambre y desnudez pudiera fatigarnos a veces, (Íp. l, 40.) El lenguaje no entendido de las señoras, y el mal talle de muestro caballero, acre- centaba en ellas la risa y en el el enojo. (Íb. 1, 2.) Los que Dios y naturaleza hizo libres. (1o. 1, 22.) El calor, y el día que allí llegaron, era de los del mes de Agosto. (Íb. 1, 27.) Siempre son mayores nuestras perfecciones y gracias, acompañadas de aquella blandura natural, cariño y dulzura que mueve vuestra inclinación a muestro deseo. (LOPE, D. 159.) Quiso enseñar, y ense- ñóles, que a nadie en ningún tiempo ha de llegar la ne- cesidad y el necesitado, que no halle socorro. (QUEVEDO» O. 1, 146,) Respondiendo Simón Pedro dijo: Tú eres Cristo Hijo de Dios .vivo. Y respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres Simón Barjona, porque la carne y la sangre no te lo reveló. (QUEVEDO, O. l. 152.) La obligación de redargúir a los primeros, y el de- seo de conciliar a los segundos, nos ha detenido en buscar papeles. (SoLís, en Bello, G.$ 833.) La poesía y todo arte versa sobre lo humano. (ORTEGA Y GASSET, M. 189.)

2. En las enumeraciones, cuando después del úl- timo término se presenta a nuestra mente un sujeto indefinido, generalmente la palabra fodo o el grupo todo ello, que vienen a ser como un resumen de los restantes. (V. G. DE DirGO, G. $ 224.)

Ejemplos: La foca edad, la poca ciencia y la poca experiencia os excusa del yerro que habé1s hecho. (GUE- VARA, Epístolas, 1, 59.): aquí, después de expersencia,