Página:Sub Sole.pdf/86

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
— 97 —

punta asomarse por la pared. La galería tenía en esa parte dos metros de alto i cortaba un manto de tosca azul que no dejaba filtrar una gota de agua sin embargo de tener el mar encima de nuestras cabezas. Miéntras aguardábamos en silencio, no cesábamos de pensar en el cálculo de los injenieros cuya exactitud nos llenaba de admiracion. No sabíamos, todavia, que aprovechándose de la poca vijilancia de los jefes de Playa Negra, dos de los nuestros habían bajado a la mina contraria i anotado su nivel i direccion.

Como ya lo habia calculado, no habia trascurrido media hora cuando los primeros pedacitos de tosca empezaron a caer de la pared, a metro i medio del suelo. Todos sabíamos lo que esto queria decir i aguardábamos con verdadera ansia que la barrena-guia rompiese la muralla para despuntarla de un martillazo, haciéndoles ver a los contrarios que habian perdido la partida i que nosotros éramos los amos debajo del mar. Combo en mano esperábamos el momento oportuno, cuando don Pedro, el capataz mayor, hizo una seña para que nos apartáramos; i afirmando el hombro izquierdo en el muro se escupió las manos i aguardó con los ojos clavados en la tosca que se levantaba como una ampolla.

Nunca me olvidaré de aquel momento. Todos teníamos la vista fija en el capataz mayor queriendo adivinar su intento. Alumbrado por las lámparas, parecia uno de esos jigantes de que hablan los cuentos de niños. Tenia seis piés de alto i su cuerpo