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Por fin el de mas edad, dijo:
—¿Pero se nos ocupará en otra parte?
El individuo cerró el libro con fuerza i echándose atras en el asiento con tono serio contestó:
—Lo veo difícil, tenemos jente de sobra en todas las faenas.
El obrero insistió:
—Aceptamos el trabajo que se nos dé, seremos torneros, apuntaladores, lo que Ud. quiera.
El capataz movia la cabeza negativamente.
—Ya lo he dicho, hai jente de sobra i si los pedidos de carbon no aumentan, habrá que disminuir tambien la esplotacion en algunas otras vetas.
Una amarga e irónica sonrisa contrajo los labios del minero, i esclamó:
—Sea usted franco, don Pedro, i díganos de una vez que quiere obligarnos a que vayamos a trabajar al Chiflon del Diablo.