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puso con voz sorda i opaca, Viento Negro.

I yo te digo que trabajarás, si no te basta el martillo puedes ensayar las cabezadas en las que eres tan diestro.

Una esplosion de risas saludó la cuchufleta que hizo palidecer de rabia el desfigurado rostro del obrero, quien paseó a su alrededor una mirada de fiera acorralada en la que brillaba la llama sombria de una indomable resolucion. I, de pronto, contrayendo sus músculos dió un salto hacia adelante tratando de pasar por el espacio descubierto entre el cuerpo del injeniero i el muro del corredor. Pero un terrible puñetazo que le alcanzó en pleno rostro lo arrojó de espaldas con estremada violencia.ç

Se incorporó apoyándose en las manos i las rodillas, una feroz patada en los riñones lo echó a rodar de nuevo por entre los escombros de la galeria. Los testigos de aquella escena no respiraban i seguian con avidez todas sus peripecias.