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Página:Sucesos de las islas Filipinas por el doctor Antonio de Morga (edición de José Rizal).djvu/106

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parecer tan acabada, que ya había bastimientos; y los Españoles (con poca defensa) atravesaban, y andaban por toda la tierra, y el Buhahayen prometió, desharía luego todos sus ſuertes, que fué una condicion de las paces. Con esto, los Españoles volvieron á su fuerte, y poblazon de Tampacan, de que luego don Juan Ronquillo despachó aviso al gobernador don Francisco Tello; avisándole de las novedades, que ya tenía aquella empresa, segun el estado de la cual, le pedía le ordenase de nuevo lo que había de hacer, porque esperaría sin hacer mudanza; no embargante, que le llegase la respuesta, que se esperaba del primer aviso, pues ya era otro tiempo; y con haberse mejorado tanto, había de ser la resolucion diferente.

El gobernador don Francisco Tello, había respondido al primer despacho de don Juan Ronquillo, en la sustancia que atras se dijo. Cuando le llegó el segundo con la buena nueva de los sucesos de Mindanao, y porque se temió de la gente del campo (que siempre habían mostrado deseo de volver á Manila, y no estar en los trabajos de la guerra) y que esto harían en llegando la primera orden, y la ejecutarían y dejarían aquello, que ya estaba en tan buen punto, y que el salirse del río sería en mala ocasion, luego les envió á la ligera (por diversas vias) segunda orden, para que no haciendo caudal de la primera, se estuviesen en Mindanao, y entretuviesen las cosas, que les enviaría con brevedad lo necesario, para lo de adelante.

Este recaudo pareció que caminaba de espacio, pues llegado el primero, sin mas aguardar fué puesto en ejecucion, levantado el campo, y saliendo de la tierra; dando por razones á los Buhahayenes, que solían ser enemigos, que el gobernador de Manila los enviaba á llamar, y á los Tampacanes, amigos, que dejarían para su seguridad, gente en la Caldera, y se les socorrería de Manila: de que estos quedaron bien desconsolados, y tristes, cuanto los Buhahayenes contentos. Con esto,