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ocho de octubre, habiendo á diez y siete un eclipse total de luna, murió el Adelantado. A dos de Noviembre, don Lorenzo su cuñado, que había quedado por capitan general; y antes siete ó ocho dias, el clérigo Antonio de Serpa. Y á ocho de Noviembre, el vicario Juan de Espinosa; y hubo grandes enfermedades en nuestra gente: como había poco regalo, falta de botica y médico, se murió mucha della, y pidieron á la gobernadora, doña Isabel Barreto, que los sacase de la tierra, se vinieron unos y otros á embarcar, y á la misericordia de Dios, salimos deste puerto, sábado diez y ocho del dicho, la vía del Oeste, cuarta del Sudueste; en demanda de la isla de Sn. Cristobal; ó por mejor decir, á buscarla, para ver si se hallaba, ó la Almiranta que así lo mandó la gobernadora; y fuimos dos dias y no vimos nada, y á peticion de toda la gente, que daban voces que los llevábamos á perder, mandóme hiciese el camino, desta ciudad á Manila, de un puerto de diez grados y medio; del cual vine gobernando al Nornoroueste, por huir de hallar islas en el camino, por el mal aparejo que había de andar entre ellas, la gente muy enferma, que se murieron (navegando) algunas cincuenta personas; y allá en la isla, cuarenta personas, poco mas o menos. Venimos por nuestra derrota, faltos de bastimentos, navegando, y de la parte del Sur cinco grados, otros tantos de la parte del Norte; hallamos muchos contrastes y calmas, y puestos en altura de seis grados largos, de la parte del Norte, vimos una isla, que pareció tener veinte y cinco leguas de box, mucha arboleda y muy poblada de gente, como la de los Ladrones, que los vimos en canoas que nos salieron. Es desde el Sueste, por el Norte hasta el Sudueste, cercada de grandes arrecifes[1], tiene al Oeste de sí (como cuatro leguas) unas isletas bajas, no hallamos á donde surgir, aunque se
- ↑ Probablemente Ponapé.