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Página:Sucesos de las islas Filipinas por el doctor Antonio de Morga (edición de José Rizal).djvu/120

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podría ser negocio de mucho servicio á Dios y al Rey nuestro señor: sea v. m. servido de recibir la larga voluntad, que de servir á v. m. me queda, que si Dios me vuelve á este puerto, habrá lugar para poderlo mostrar mejor; y juntamente, me perdone v. m. el ser corto, que el tiempo tiene la culpa: por serlo para conmigo. El secreto, suplico á v. m. porque no sabe el hombre los sucesos del tiempo; que mirándolo bien, que es justo que las primeras islas estén ocultas, hasta que su Magestad sea informado, y mande lo que fuere mas de su servicio; que por estar en paraje, que toman el medio del Perú, Nueva España, y esta tierra, podrían los Ingleses sabiéndolo, poblarlas[1], y hacer mucho mal á este mar. Y v. m. me tengo por cierto servidor de v. m. á quien Dios nuestro señor guarde muchos años, con muchos contentamientos, y aumento de estado, etc.

De v. m. criado, Pedro Fernández de Quirós, al Doctor Antonio de Morga, teniente general por su Magestad de las Filipinas.


El navio San Jerónimo (en que iba don Fernando de Castro, y doña Isabel Barreto su mujer, de vuelta á la Nueva España) halló el gobernador don Francisco Tello, aprestándose en el puerto de Cavite; cuando entró á gobernar, año de noventa y seis; y así mismo, estaba aprestado el galeon San Felipe, con las haciendas de las Filipinas, para hacer viaje con ellas á la Nueva España. Y luego que el gobernador don Francisco Tello entró en su gobierno, ambas naos se despacharon, y se hicieron á la vela; y aunque San Jerónimo salió postrera, hizo su viaje y llegó á la Nueva España, en fin del dicho año de noventa y seis. La nao

  1. Este temor del insigne marino se ha realizado más de lo que se esperaba, como todo el mundo lo sabe.