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blazon del reyno, supimos de las espias, que habían venido delante, que como la nueva de los navíos no había sido verdad, y Ocuña de Chu tardaba tanto, las provincias, donde recogieron los dos hermanos, los habian levantado por reyes, y que tenía guerra el uno con el otro; y que los Teles habían venido á pelear con los gobernadores, y que ellos se habían dividido, y había cada uno obedecido á quien mejor le pareció. Pero, que Ocuña Lacasamana la una cabeza de los Malayos, tenía el mas poder de artillería y Paroes, y que había venido un junco de Japones, que era el que estaba en Cochinchina, cuando nuestra armada estaba allí, y que estaba con Chupinannu; donde se tuvo esta nueva, se juntó la armada de mar y tierra, y hallaron, poca gente, para entrar de guerra. Hicieron allí una fortaleza, y enviaron á pedir mas gente á Lao. Entretanto, despacharon cartas secretas, á tentar los corazones de los grandes. La gente de Lao tardaba, y respuestas de las cartas no venían, y allí no se tenían por seguros, y estuvieron en Consejo de volverse á Lao, pero en esto llegó nueva de Ocuña Lacasamana, uno de los Malayos, que estaba en sus tierras hecho fuerte, en que decía, que estaba de su parte, aunque había dado obediencia á Chupinannu; pero, que era fingida, visto que tardaba, en entrando, se pasaría de su parte. Luego vino nueva de otro gobernador Camboja, diciendo, que aunque había obedecido á Chupinanu, que se fuese el rey á él donde estaba, que él daría en Chupinanu, y lo desposeería ó mataría, que para eso tenía cuatro mil hombres, con los cuales estaba hecho fuerte en un monte. Envió con esta nueva un pariente suyo: deste se fiaron todos, y luego caminamos para allá, y cuando supo que el rey iba, dió en el otro, y lo desbarató, y luego nos salió á recibir, y así entramos, y luego se entregó aquella provincia y otras muchas. Chupinanu se retiró á unos montes, acudieron luego los dos Malayos, cada uno con su gente,