doles de su venida y trabajos, para que los ayudasen, y otros dos á Canton, para pedir al Virrey ó Tuton su ayuda y favor, para poderse aviar y salir de China, y seguir su viaje. Los de Macan, y su capitan mayor, don Pablo de Portugal, recibió tan mal á los Castellanos, que poniéndolos en prision, no los dejó volver á don Luis, y les envió á decir se fuese luego de la costa, porque no les harían menos mal tratamiento; y sabiendo que el capitan Hernando de los Rios[1], y otro su compañero, habían ido á Canton al mismo negocio, enviaron luego dos Portugueses de su cámara y regimiento, á hacer la contradiccion en la entrada en la China; diciendo, eran ladrones y corsarios, y gente de mal hacer como primero lo habían hecho á don Juan de Zamudio, que en esta sazon estaba con su navío, en el puerto del Pinal, como atras se ha referido.
El capitan Hernando de los Rios y su compañero, se encontraron en Canton, con el alferez Domingo de Artacho, y otros compañeros del navío de don Juan, y sabida la desgracia de la armada de don Luis, y como estaba perdido allí cerca, se juntaron y se defendieron de la calumnia y pretension de los Portugueses; de manera, que como ya lo mas se había vencido, en el particular de don Juan, el Virrey y Mandarines tuvieron noticia que todos eran de Manila, y quien era don Luis Dasmariñas, y como iba con su armada á Camboja, le recibieron con la misma voluntad, que á don Juan de Zamudio; y le dieron recaudo, para que entrase con él en el puerto del Pinal: donde ambos se juntaron con mucho sentimiento, de la pérdida de don Luis Dasmariñas, y mucho contento de hallar allí á don Juan de Zamudio con su gente, que los proveyese de
- ↑ Este es el que se hizo después religioso y, enviado como representante de Filipinas al Rey, escribió la obra Memorial y Relación para S. M. Madrid 1621. (Bibliothèque Nationale, Paris), en que delata abusos y crueldades. Thévenot trae una traducción compendiada de la obra.