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Página:Sucesos de las islas Filipinas por el doctor Antonio de Morga (edición de José Rizal).djvu/168

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FERNANDO DE LOS RIOS CORONEL á el doctor antonio de morga, del consejo de su magestad, y su oydor en la real audencia y chancillería, de las filipinas, que nuestro señor guarde, en manila.


«Han sido tantos los trabajos, que nos han sucedido, en lo poco que ha que salimos de esa ciudad, que si de todos hubiera de dar cuenta á v. m. fuera cansarle, mayormente, que la brevedad, con que el señor don Juan se va, no da lugar. Y porque él dará entera relacion de todo, solo contaré lo que despues que llegamos á esta tierra nos ha sucedido, pues fué nuestro Señor servido, de hacer nuestros intentos, que era aguardar en Bolinao, que se pasáran los ruines tiempos que teníamos, y á vista del puerto, nos dió la tormenta que nos puso en harto riesgo; y nos fué fuerza venir á este reyno de China, donde entendimos, que por lo menos nos dejarian los Portugueses aderezar nuestro navío; y como quiso nuestro Señor que le perdiéramos, hemos padecido hartos trabajos, porque apenas se escapó cosa, y yo perdí mi hacienda, y alguna parte de la agena; porque á la sazon no me hallé presente, que el día antes, me había mandado mi general salir á buscar refresco, y un piloto de la costa, que por estar muy ruinmente pintada en las cartas, no sabíamos donde estábamos y no pude volver á el navío, por el tiempo que se levantó; á cuya causa, me fué forzoso ir á Canton, donde los Sangleyes que me llevaban á mí, y á los que conmigo desembarqué, nos levantaron, que habíamos muerto tres Sangleyes, que si allí no halláramos al alferez Domingo de Artacho, y Marcos de la Cueva, que estaban pleyteando contra los Portugueses, lo pasáramos muy mal[1]; quiso Dios, que con su favor

  1. No fué poca la parte de la desgracia que le cupo á Fr. Diego Aduarte, uno de los que iban con Fernando de los Rios, si hemos