algunos muy mal heridos, y entre ellos el alférez Luis Ortiz, cabo de la galeota, pasadas ambas piernas con mucho riesgo, de que el rey Prauncar mostraba pesarle, pero no se atrevía á hacer castigo ni enmienda de estos daños. Estando las cosas muy enconadas y el Malayo con mal ánimo contra los Españoles, un día que estaban en la ciudad Fr. Juan Maldonado, Diego Belloso y Blas Ruiz, y habían dejado en los alojamientos por cabeza, á Luís de Villafañe, por impedimento de Luis Ortiz, de sus heridas y enfermedad, se ofreció en el alojamiento con el Malayo otra pendencia, que tomándola por ocasion, Luis de Villafañe se determinó con algunos Españoles que le siguieron, á juntarse con Govea y los suyos, y dar sobre los Malayos y sus alojamientos, y ropa que tenían, y saquearlos; y movidos de su cólera, y mas de la cudicia, lo pusieron en ejecucion, habiendo muerto muchos Malayos, y tomádoles cantidad de ropa, se recogieron y fortificaron en su alojamiento, y en el navío del Japon. Sintiólo mucho el Rey, y sus Mandarines, y no menos, Fr. Juan Maldonado, y Belloso y Blas Ruiz que estaban en Chordemuco, pero mucho mas Ocuña Lacasamana, viendo su daño é injuria, quebrantando las paces, que tan poco había asentado, sobre las contiendas pasadas; y aunque Fr. Juan Maldonado, y Belloso y Blas Ruiz, fueron luego á los alojamientos á remediar la cosa, halláronla tan estragada, que ni aun el rey Prauncar, que se quiso meter de pormedio, lo pudo componer; y avisó á los Españoles, mirasen por sus personas, porque vía su parte caída, y muy á riesgo, sin que él lo pudiese remediar. Fr. Juan Moldonado y su compañero, aunque hacían rostro al negocio, en compañía de Diego Belloso y Blas Ruiz, todavía se recogieron al navío de Juan de Mendoza por mas seguro, y lo mismo hicieron algunos Españoles; Diego Belloso y los demas con Blas Ruiz, estribando en la amistad con el Rey, y servicios hechos en la tierra, se
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