Página:Sucesos de las islas Filipinas por el doctor Antonio de Morga (edición de José Rizal).djvu/192

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
— 146 —

una armada sobre Manila y había proveido á Faranda, para el despacho della, de arroz y otros bastimientos, y él la había comenzado á aprestar, y no se había dado maña á ponerla en el punto que había ofrecido, con que la cosa se había entretenido y quedádose así[1]. Lo que tras esto sucedió fue, que Taicosama enfermó en el Miaco, de una grave dolencia, de que murió aunque le dió lugar, á que dispusiese en su sucesion, y gobierno de su reyno, y que se continuase el Imperio, en un solo hijo de diez años que tenía. Para lo cual, puso los ojos en el mayor Tono señor que había en el Japon, llamado Yeyasudono, señor del Quantó[2], que son unas provincias á la parte del Norte, que tenía hijos y nietos, y mas mano y poder en Japon, que otro del reyno. Llamóle á la corte, y díxole, quería casar su hijo con su nieta, hija de su hijo mayor, para que sucediese en el Imperio, y efectuó el casamiento, dejando el gobierno de Japon (entre tanto que su hijo tenía mas edad) á Yeyasudono, en compañía de Guenifuin, y Fungen, y Ximonojo, y Xicoraju, sus grandes privados, y de su consejo: por cuyas personas y manos, había algunos años que pasaban las cosas de su gobierno, para que todos juntos las continuasen despues de su muerte, hasta que su hijo fuese de edad, para gobernar por su persona; al cual dejó nombrado, y recibido del reyno, por sucesor y señor supremo del Japon. Muerto Taicosama, año de mil y quinientos y noventa y nueve, los cinco gobernadores, pusieron á su hijo en guardia y custodia, en la fortaleza de Osaka, con el servicio y aparato, que á su persona se debía, y ellos quedaron en el Miaco gobernando, en

  1. Es curioso por demás pensar como, mientras que en el Japón se hacían preparativos para invadir Filipinas, Filipinas hacía expediciones á Tongkin y á Camboja, desmantelándose las islas, de manera que se encontraron impotentes aun para las indisciplinadas hordas del Sur. En aquel tiempo el afán de conquistas dominaba el espíritu de los Españoles.
  2. Kuwanto.