hermosa) allí perdida, sin que della se pudiese sacar provecho alguno.
El atrevimiento y osadía de los Mindanaos y Joloes, en hacer entradas con sus armadas en las islas de Pintados, habían llegado á tanto, que se esperaba habían de venir hasta Manila, haciendo presas y daños, que para atajarlos determinó el gobernador don Francisco Tello, el año de seiscientos y dos, en principio del (sacando fuerzas de flaqueza), se hiciese luego sin mas dilación la jornada de Joló, para su castigo y pacificación; con la armada y gente que tenía en Sebú y los Pintados, el capitan y sargento mayor, Juan Xuarez Gallinato, y con alguna mas gente, navíos y bastimentos que se le enviaron, con las instrucciones y recaudos necesarios, para que entrase en la isla, y castigase al rey, y naturales della, y la pacificase y redujese á la obediencia de su Magestad, que con esto (hasta que hubiese lugar para ir á lo de Mindanao, que cae muy cerca de Joló) se enfrenaría la desenvoltura, que el enemigo traía, y teniendo la guerra en su casa, no saldría fuera á hacer daños. Partió el capitan Gallinato á esta jornada, con doscientos Españoles de guerra, navíos, artillería y los bastimentos que (para cuatro meses, que parecía que podría durar la empresa) eran necesarios, y con Indios para esquifazones de los navíos, y demas cosas del servicio que se ofreciesen. Llegado á Joló, y barra del río desta isla, que está dos leguas de la poblazon principal, y casas del rey, echó la gente, artillería, y bastimentos necesarios en tierra, dejando sus navíos con la guardia conveniente; la gente de la isla estaba toda en la poblazon y casas del rey, que son en un cerro muy alto, sobre unas breñas, que tiene dos subidas, por unas sendas y caminos tan angostos, que no puede ir, sino una persona tras otra: y lo tenían todo fortificado y trincheado, con palmas y otras maderas y mucha versería, recogidos dentro bastimentos, y agua para su sustento,