veces que han tenido intento de venir sobre Manila, se ha quedado por este impedimento, que enviándoles oficiales y maestros que les hiciesen y enseñasen á hacer navíos de Españoles, era darles armas que les faltaban para destruccion suya[1]; y su navegacion á la Nueva España, y hacer largos viajes, sería de muy grandes inconvenientes, y unas y otras materias eran de mucha calidad y consideracion, y tales, que no podía resolverlas (ni se podría en Manila) sin darse dellas cuenta á su Magestad, y su Virrey de la Nueva España, á quien tocaban tanto. Por tomar espediente en el negocio, y que el Japon no tardase en volver con su respuesta, se envió (con el mismo navío que había venido) á Daifu un presente moderado, de cosas de España, en retorno del que había traido, que se le diese Fr. Gerónimo de su mano, y se le escribió, le dijese la voluntad con que el gobernador recibía la que Daifu le mostraba, y la paz y amistad con los Españoles, y todo lo demas que por ellos hacía, y la conservaría y guardaría de su parte, y que el mismo año, enviaría un navío de Españoles con rescates, conforme su deseo al Quantó, y lo despacharía con brevedad. Y en cuanto á la navegacion que quería hacer á la Nueva España, y que para ello se le enviase maestros, que le fabricasen navíos para aquel viaje, era negocio, que aunque el gobernador lo procuraría mucho, y darle gusto en todo, no era en su mano, sin dar primero dello cuenta á su Magestad, y á su Virrey que tenía en la Nueva España, porque no tenía poder ni facultad, para cosas de fuera de su gobierno de las Filipinas, y que luego lo escribiría y trataría, y esperaba se haría allá bien, y hasta volver la respuesta de España, que por fuerza había de tardarse tres años, por ser tan lejos, Daifu tuviese paciencia, y se sufriese, pues no era mas en su mano, ni se podía hacer otra cosa, y que
- ↑ De Filipinas.