menzó el gobernador á prevenir con disimulacion, de navíos y otras cosas apropósito para la defensa, y se dió priesa en acabar un reparo grande, que había comenzado á hacer, en el fuerte de Santiago, á la punta del rio, haciéndole una muralla con sus orejones á la parte de dentro, que mira á la plaza de armas, de mucha fortaleza para la defensa del fuerte.
Á postrero de Abril deste año de seiscientos y tres víspera de San Felipe y Santiago, se encendió fuego en una casilla de zacate, del servicio de unos Indios y Negros del Hospital de los Naturales de la ciudad, á las tres de la tarde, y pasó á otras casas con tanta brevedad, y fuerza de viento algo fresco, que sin poderlo remediar abrasó casas de madera, y de piedra, hasta el monasterio de Santo Domingo, casa, iglesia y hospital real de los Españoles, y los almacenes reales, sin dejar edificio en medio. Murieron catorce personas Españoles, Indios y Negros del fuego, y entre ellos el licenciado Sanz, canónigo de la Catedral; quemáronse en todas doscientas y sesenta casas, con mucha hacienda que en ellas había; y se entendió, haber sido el daño y pérdida de mas de un millon.
Ocuña Lacasamana, moro Malayo, con ayuda de los Mandarines de Camboja, de su parcialidad y de la madrastra del rey Prauncar, despues de haber muerto, y acabado á Blas Ruiz de Hernan Gonzalez, y Diego Belloso y los Castellanos, y Portugueses y Japones, de su parte, que había en el reyno, y que su desenvoltura había llegado á tanto, que tambien vino á matar al mismo rey, por donde todo el reyno vino á dividirse en parcialidades, y mayores turbaciones, que jamas habían tenido, permitiéndolo Dios así por sus justos juicios; y porque no debía de merecer Prauncar gozar de la buena suerte que había tenido, en ser puesto en el reyno de su padre, pues lo perdió juntamente con la vida, ni Blas Ruiz de Hernan Gonzalez, y Diego Belloso, y sus compañeros, del fruto y trabajo de sus