muy buen soldado, y es hombre, de quien V. S. debe hacer mucha cuenta, porque le doy mi palabra, que no tienen las Manilas mejor soldado que él; y estimaré en mucho que V. S. le honre, y á mi cuenta le haga muy particulares mercedes[1]. El capitan Villagra procedió bien con su obligacion, y lo mismo hizo don Luis; en fin todos á una, soldados grandes y pequeños procedieron tambien[2] en esta empresa, y por este respeto les quedo en tanta obligacion, que tomara verme ahora delante de su Magestad, para no salirme de sus pies hasta los henchir á todos de honras y mercedes, pues tambien lo merecen. Conforme á esto, tendré siempre gusto particular, que á todos en general haga V. S. honras y mercedes. Nuestro Señor guarde á V. S. por muchos años, como yo su servidor deseo, del puerto de Talangame, en la isla de Terrenate, á veinte y cinco de Marzo, de mil y seiscientos y tres años. Andrea Furtado de Mendoza.»
Á diez del mismo año, salieron las naos Espíritu Santo y Jesus María, del puerto de Cabit, tras de otras dos naves menores, que quince días antes se habían despachado, con las mercaderías de las Filipinas; para hacer viaje á la Nueva España, de que fué por general, don Lope de Vlloa, y en la almiranta, nombrada el Espíritu Santo, salió de las islas el doctor Antonio de Morga, á servir plaza de Alcalde de Corte de Méjico. Antes de salir de la bahía, les dió á entrambas naos un tiempo por proa, y desde las tres de la tarde, hasta otro día por la mañana (aunque dieron fondo con dos amarras gruesas, á el abrigo de la tierra, calados mas-
- ↑ Según se deduce de lo que refiere Argensola, quien relata minuciosamente esta empresa, estas alabanzas á Gallinato no son exageradas, sino muy merecidas. En toda la campaña fué, no sólo un jefe prudente y bravo, sino también un buen soldado que no desdeñaba las más duras faenas que se ofrecen en un sitio. Fué Gallinato el que más se opuso al abandono de la empresa, escribiendo un argo razonamiento contra el parecer de Furtado de Mendoza.
- ↑ Tan bien.