Página:Sucesos de las islas Filipinas por el doctor Antonio de Morga (edición de José Rizal).djvu/272

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Metióse en el Parián[1], arremetió con mucha furia la puerta de la ciudad, de que fué rebatido con la arcabucería, y mosquetería, con pérdida de muchos Sangleyes; pasó á la iglesia de Dilao, y allí con la misma determinación arremetió con algunas escalas á la puerta y muralla, que era mas baja, y halló la misma resistencia y daño, con que se retiró con mucha pérdida al Parián y á Dilao, cerca de la noche. Toda ella se gastó por los Españoles en guardar su muralla, y prevenirse para el día siguiente, y los enemigos en el Parián y en Dilao haciendo carros, mantas, escalas, artificios de fuego, y otras invenciones, con que arrimarse á la muralla, y asaltalla, y quemar las puertas y poner fuego á todo. El día siguiente Lunes, al amanecer, se juntaron los Sangleyes con estos pertrechos, y llevando delante la mejor gente que tenían, y mas bien armada, arremetieron con grande brío y determinación la muralla; el artillería les desbarató las máquinas que traían, y con ella y el arcabucería, se les hizo tanto daño y resistencia, que con pérdida de mucha gente, se volvieron á retirar al Parián y á Dilao. Juan Xuarez Gallinato con algunos soldados y una tropa de Japones, salió por la puerta de Dilao á los Sangleyes, llegaron hasta la iglesia, y revolviendo sobre ellos los Sangleyes, se desordenaron los Japones, y fueron causa, que todos se retirasen y volviesen á ampararse de las murallas, siguiéndolos hasta allí los Sangleyes.

Entró en esta ocasion en Manila el capitan don Luis de Velasco, que venía de Pintados con una buena caracoa, en la cual se echaron algunos arcabuceros, y otros en bancas al abrigo della, que por el río se arrimaban al Parián y á Dilao, y picaban á el enemigo que

  1. Argensola cuenta que los Chinos mataron en el Parián á muchos mercaderes pa cíficos, mientras se ahorcaban voluntariamente los otros. Entre éstos pone al general Hontay y al rico Chican, según relación de Fr. Juan Pobre, porque no había querido ponerse á la cabeza del movimiento el célebre Eng-Kang.