tiempo á los prisioneros que tenía en galeras; de quienes se pensaba primero servir para la jornada de Maluco, que tenía entre manos.
Las entradas en Japon de los religiosos descalzos de San Francisco, y de los de Santo Domingo y san Agustín, en diversas provincias, se fueron continuando; así, en navío propio castellano, que este año se despachó á los reynos del Quantó, como en otros de Japones, que con su plata y harinas vinieron á Manila, á sus contrataciones, con permiso, y licencia de Daifu, llamado ya Cubosama; el cual, este año, con un criado suyo envió al gobernador ciertas armas y presentes, en retorno de otros, que el gobernador le envió, y respondió á su carta la que se sigue:
«Recibidos de V. Señoría, y todos los dones y presentes, conforme á la memoria; de los cuales, habiendo recibido el vino hecho de uvas, me alegré con él grandemente. Los años pasados me pidió V. señoría que fuesen seis navíos, y el año pasado pidió cuatro, á la cual peticion yo concedí siempre; pero, aquello me da mucho disgusto, que entre los cuatro navíos que V. S. pide, sea el uno de Antonio, el cual hizo viaje sin mandarlo yo, y fué cosa de mucha libertad, y en desprecio mío. Por ventura, el navío que V. S. quisiese enviar al Japon, enviará sin permiso mio ? demas desto, muchas veces ha tratado V. S. y otros de las sectas del Japon, y pedido muchas cosas acerca dello, lo cual, tampoco yo puedo conceder, porque esta region se llama Xincoco[1], que quiere decir, dedicada á los ídolos; los cuales, desde nuestros mayores hasta agora,
- ↑ Shinkoku.