ellos, y mas con los Holandeses; por ser muchos, y enemigos de mas cuidado que los Naturales.
El interese de los Holandeses en estas partes es tan grande, así en la contratacion de el Clavo, y otras drogas y especerías, como en parecerles que por aquí abren puerta, para señorearse del Oriente: que venciendo todas cosas, y dificultades de la navegacion, cada día mas, y con mayores armadas, van á estas islas; y si á este daño no se le pone remedio, muy de raíz y con tiempo crecerá en breve tanto, que despues no le pueda tener.
Solían hacer esta navegacion los Ingleses y Flamencos por el estrecho de Magallanes, que el primero fué Francisco Draque; y algunos años despues, Tomas Escander, pasando por el Maluco.
Ultimamente Oliver del Nort, Flamenco, con cuya armada peleó la de los Españoles en las islas Filipinas por fin del año de mil y seiscientos; donde, habiéndole tomado su almiranta, que llevaba á cargo Lamberto Biezman; la capitana, con pérdida de casi toda la gente, y muy destrozada, se puso en huida: y como despues salió de las Filipinas, y fué vista en la Sunda, y desembocaderos de la Java, tan acabada, que pareció imposible poder navegar, y que se dejase de perder como en su lugar se dijo.
Este corsario, aunque tan acabado, tuvo ventura de escaparse de las manos de los Españoles, y con grandes trabajos y dificultades volvió con la nao Mauricio con solos nueve hombres vivos á Amstradam, á veinte y seis de Agosto del año de seiscientos y uno, que escribió la relacion de su viaje, y sucesos dél, con estampa de la batalla y navíos, que despues traducida en lengua latina, la imprimió Teodoro de Bri (Aleman) en Francfort, año de seiscientos y dos[1], que ambas corren por el mundo, como cosa tan prodijiosa, y que tantos trabajos y riesgos tuvo.
- ↑ El mismo año se publicó otra en francés en Amsterdam.