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Página:Sucesos de las islas Filipinas por el doctor Antonio de Morga (edición de José Rizal).djvu/324

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están en la tierra, se van en esto mas de espacio[1], contentándose con el que ya tienen en joyas, y tejos de su antigüedad, y heredado de sus pasados, que es mucho; porque ha de ser muy pobre y miserable el que no tuviese cadenas de oro, calombigas y orejeras.

En la provincia de Camarines se benefician algunos lavaderos y minas, en Paracali, que es buen oro sobre cobre: tambien en los Ilocos se trata en esta mercaduría, porque á las espaldas desta provincia, que es á la orilla, y por la costa del mar, hay unas cerranías altas y fragosas, que corren hasta Cagayan, en que habitan, á las vertientes dellas, la tierra dentro, muchos Naturales que no estan pacificados, ni se ha entrado por ellos, que se llaman los Igolotes. Estos tienen ricas minas, y muchas de oro sobre plata, que dellas van sacando sólo lo que han menester para sus necesidades; y con el oro, sin acabarlo de afinar, y poner en perfeccion, bajan á contratar con los Ilocos, en lugares ciertos, donde les dan el oro en rescate de arroz, puercos, y carabaos, mantas y otras cosas de que carecen[2]; y los Ilocos lo acaban de subir, y poner en punto, y de su mano corre por toda la tierra. Y aunque se ha hecho diligencia con estos Igolotes, para saber sus minas, y como las labran, y el modo que tienen de beneficiar el metal, no ha habido orden de entenderlo; porque se recatan de los Españoles, que los irán á

  1. Los Indios, al ver que la riqueza excitaba la rapacidad de los encomenderos y soldados, abandonaron el trabajo de las minas, y los historiadores religiosos refieren que, para librarles de sus vejaciones, les recomendaban semejante proceder. Sin embargo, según Colin «informado de buenos originales» en su tiempo se sacaba aún de las Islas un valor de 100,000 pesos anuales en oro por término medio, después de 80 años de desaliento y abandono. Según «un manuscrito de persona grave y antigua de estas Islas», el primer tributo de las dos Provincias de Ilocos y Pangasinan solamente, montó á 109,500 pesos. Un encomendero solo, cl año de 1587, envió desde Manila en la nao Santa Ana, que Cavendish apresó, 3,000 taheles de oro.
  2. Esto se prohibió después.