Página:Sucesos de las islas Filipinas por el doctor Antonio de Morga (edición de José Rizal).djvu/354

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Los solteros se llaman Bagontaos[1], y las mozas por casar Dalagas. Unos y otros son gente de poca continencia, y desde muy niños, se juntan y mezclan, con facilidad y poco recato, y sin que entre ellos sea cosa de sentimiento, ni lo hagan los padres, hermanos ni deudos; mayormente si hay materia de interese de por medio, que poco basta, para con los unos y otros[2].

Todo el tiempo, que estos Naturales vivieron en su gentilidad, no se les sintió tocasen en el pecado nefando contra natura; despues de entrados los Españoles en la tierra, con su comunicacion, y mas, con la de los Sangleyes, que han venido de la China, que son muy dados á este vicio, se ha pegado algo, así á varones como hembras, y no ha faltado en que entender en esta materia[3].

  1. De bago nuevo y tao, hombre; el que acaba de ser hombre.
  2. Porque no verían un pecado en acto la reproducción de la especie. Los antiguos, como otros muchos pueblos, no veían en ello más que un instinto natural que hay que satisfacer; la misma religión mosaica no prohibía sino el adulterio: sólo el cristianismo hizo del acto un pecado mortal, porque (acaso asintiendo con los gnósticos) viera todo lo que era carnal corrompido, malo, así como algo venido del diablo, originándose aquel horror á la carne que dominó á los cenobitas, ermitaños, etc. etc. en los primeros siglos, disgustados tal vez por el desenfreno de la Roma decadente y de toda la sociedad pagana. Entre la prostitución, sin embargo, y el antinaturalismo cenobita, lóbrego y estéril, hay un término medio: el de obedecer á las leyes naturales sin falsearlas ni frustrar los fines que tienen todas las cosas. Por lo demás, el escritor filipino P. A. Paterno en su erudita obra La Antigua Civilización Tagalog, rebate magníficamente en el Capítulo de La Mujer (pág. 227) esta imputación de Morga, que repitieron más tarde otros escritores. Paterno cita textos y testimonios en contra, suministrados por varios escritores misioneros y viajeros.
  3. Esto confirma que la incontinencia de los Filipinos gentiles no era desenfreno, sino exceso de naturalismo y falta de prohibición religiosa ó moral. Se ha observado que los hombres caen en el nefando crimen de la sodomía, cuando les viene el hastío que la prostitución produce como se ve en muchas regiones meridionales de Europa y en China, ó cuando el exceso de privación fuerza á la naturaleza á falsearse errando por sendas equivocadas, como se experimenta en ciertos conventos y colegios unisexuales. Estúdiese la historia de los pueblos y de todas las civilizaciones. — Á pesar de lo que dice Morga, y á pesar de haber trascurrido desde entonces casi