en el armada, que fué á su descubrimiento, y los que después de la misma orden pasaron á entender en esta obra, que con mucho fervor y cuidado trabajaron en ella; de suerte, que hallando la mies en buena sazon, cogieron della los primeros frutos[1], convirtiendo y bautizando muchos infieles, en todas partes de las dichas islas.
Tras dellos, á la fama desta conversión, pasaron á las islas por via de la Nueva España, religiosos descalzos de la orden de San Francisco; y después de la de Santo Domingo[2], y de la compañia de JESVS; y últimamente recoletos descalzos Agustinos, que unos y otros, haciendo asientos en las islas, trabajan en la conversion y doctrina de los Naturales; de manera, que han hecho, y hay de presente, en todas las islas, gran de número de Naturales bautizados, sin otros muchos, que por falta de ministros, estan entretenidos en muchas partes, esperando este bien, y sacerdotes que los administren[3]. Lo que es doctrinas de clérigos seculares, hasta agora hay pocas, por haber pasado pocos á las islas, y haberse ordenado en ellas muy raros, por falta de estudiantes.
La orden de San Agustin tiene en las islas de Pintados muchas doctrinas, con monasterios poblados,
- ↑ Con la nota anterior y con el estado actual del país esta expresión debe entenderse en su sentido real y no metafórico.
- ↑ Una inexactitud de nuestro historiador de que se aprovecharon los dominicos para pretender su antigüedad en el país. Los Jesuítas precedieron siete años á los dominicos como misioneros y como en provincia constituída. Ahora bien, si la venida de Fr. Domingo de Salazar como obispo y de Fr. Cristoval de Salvatierra, su compañero, se ha de considerar como la primera venida de la Provincia, entonces Jesuítas y Dominicos son contemporáneos en el país.
- ↑ Y sin embargo, los Dominicos se iban á Camboja, y los Franciscanos y Agustinos al Japon, faltando á la lealtad y turbando la buena armonía de las relaciones con este reino.
dos de los cuales se llamaban Juan de Vivero y Juan de Villanueva y esto según confesión del mismo Agustino G. de San Agustín, diciendo que ambos ayudaban à la nueva conversión con gran fervor y afán. Según el mismo fraile, fué el P. Juan de Vivero el primero que bautizó en Luzón siendo su neófito el viejo Rajá (pág 212-230).