- 35 - lo hizo saber al regimiento de la ciudad; el cual, volviendo la hoja[1], sin embargo de alguna contradiccion, que se hacía por los parciales del licenciado Rojas, llamaron á don Luis Dasmariñas á las casas de cabildo, y le dieron posesion del gobierno, y lo mismo hizo la gente de guerra que consigo don Luis traía é la armada, que cada día iba entrando con sentimiento del licenciado Rojas, que volvió a su oficio de teniente asesor, habiendo gobernado los dichos cuarenta días.
Si fué desgraciada la muerte del gobernador Gomez Perez Dasmariñas, así por la falta de su persona, como por haberse perdido tan buena ocasion para la conquista de Terrenate, cuyo buen suceso se tenía por cierto; no dejó de ser venturosa la vuelta, y entrada del armada, y campo en la ciudad, porque no muchos días despues (anticipando el tiempo ordinario de su navegacion) vinieron cantidad de navíos de la China á Manila, con mucha gente y pocas mercaderías, y siete Mandarines, con insignias de sus magistrados, que dieron motivo, y sospecha bastante, que habían tenido noticia de la salida de la armada al Maluco, y que la ciudad había quedado sin defensa, y que en esta ocasion venían á intentar á tomar la tierra; de que desistieron, cuando hallaron la ciudad con mas gente que nunca; y se volvieron, sin mostrar otra causa particular, que los trujese, y sin darse por entendidos, de una parte, ni otra. Mas de que el gobernador don Luis estuvo á la mira, y sobre aviso, y dispuso las cosas como convino; especialmente, las tocantes á los Chinas, y á sus poblazones y parián.
En este año, no vinieron á la Nueva España navíos de las Filipinas; porque habiendo despachado el gobernador Gomez Perez, antes que saliera á la jornada del Maluco, la nao San Felipe, y la nao San Francisco, ambas arribaron con temporales: San Felipe al puerto
- ↑ Cambiando de idea; antes había elegido á don Pedro de Rojas.