118 POLÍTICA DOMÉSTICA
son las cualidades del que le es desagradable, y á toda acción atribuye malicia ó cálculo, creyendo descubrir un nuevo defecto ó ridiculez. Es impru- dente, disputadora, grosera, acre, y adopta el parti- do de no querer desengañarse y de mirar con enfado la luz que podría iluminar su entendimiento y restituir la paz á su alma. Así se consume en angustioso pesar, y por industriosa que sea para ocultarlo, aflige á todos los que la rodean, y nin- guno puede Hacer ó decir algo en presencia de ella, sino temiendo interpretaciones malévolas.
¿Es injusta la opinión harto generalizada de que, ordinariamente, las mujeres están más sujetas que los hombres á la envidia? Sin duda quela natural dulzura de ellas es un preservativo contra la vio- lencia de las pasiones opresivas; pero la violencia de la envidia es interior, y las contrariedades que el comedimiento impone pueden redoblar en el fondo del alma una agitación, tanto mayor cuanto más expuesta está la delicadeza de los sentimientos
á una viva susceptibilidad.
Las mujeres, que saben lo que sufren, deberían amarse y protegerse mutuamente, pero suele suce- der lo contrario, En muchas de ellas, la envidia y la competencia producen un espíritu de hostilidad que parece instintivo, y aun pasa más allá de la ju- ventud, pues hay señoras que no perdonan á la
