164 POLÍTICA DOMÉSTIGA
afanoso cuidado con que procuran ocultar el irre- parable ultraje de los años, esa frivolidad juvenil que afectan, pretendiendo evidenciar la eternidad de la primavera de su vida. Véselas rebuscar, con diligencia visible, las modas que las jóvenes adop- tan; huir, con horror, de las reuniones formales; lan- zarse, con travesura ridícula, en el seno de las di- versiones más alegres; competir, patentizando su infatigable petulancia, con las niñas de veinte años. Nada menos r:zonable, á los ojos de cualquier per- sona sensata, que esas juventudes marchitas y blanqueadas que abandonan las importantes ocupa- ciones de la vida doméstica, para inventar cada dia una nueva extravagancia con que hacerse objeto de irrisión; únicamente para ellas queda ignorada la ridiculez en que caen, ¡tan tupida es la venda de preocupación que tienen en los ojos!; su vida está tan dedicada á esa ímproba tarea, que no les. queda un momento de reflexión, durante el cual podrían verse tales como son por efecto de su in- curable aturdimiento.
¿Puede haber fatuidad mayor, que semejante ol- vido de los deberes impuestos por la edad madura, y que tal desdén hacia las realidades de la exis- tencia? Aun el vulgo comprende esto tan perfec- tamente, que, sin embargo de sus frivolidades, nunca cree tener epígramas bastante amargos para
