172 POLÍTICA DOMÉSTICA
No tratamos de considerar ahora si no es pruden- te que los hombres se desentiendan de lo ideal que tanto impera en el carácter femenino; sólo nos proponemos examinar uno de los hechos que ejer- cen más influencia sobre el destino de muchas mujeres. Mientras el marido muestra sus lados más vulgares, casi todos los hombres con quienes está relacionado se presentan con las ventajas del buen tono y quizá con el deseo de parecer agra- dables. Verdad es que las mujeres dotadas de gran penetración descubren, con másó menos prontitud, la naturaleza calculadora que los hombres no pue- den disimular, sino con notable dificultad, cuando se les observa seriamente, pero ¿hay muchas per- sonas capaces de hacer tal examen? La generalidad de las mujeres juzga por las exterioridades casi todo lo que á sus ojos se ofrece. Cuanto más inexperta es una mujer, con mayor facilidad se exalta su imaginación en un mundo ideal, donde no la detienen las realidades de la existencia; su co- razón se complace en ese mundo brillante que el delirio crea, y su inteligencia no llega á conocer, sino muy confusamente, el límite que separa lo ideal y lo real. Así se explican esas pasiones raras, esos entusiasmos extravagantes que algunas mujeres sienten por ciertos hombres de inteligen- cia mediocre y de carácter vulgar. Tales afectos
