POLÍTICA DOMÉSTICA 187
sí la soberbia, la depravación, la indigencia, el vi- cio, el crimen.
«Observaremos»—dice un distinguido economista —«que desde los griegos antiguos hasta nuestros dias no ha habido época en que no se haya escrito ó declamado contra el lujo, lamentando que iba siempre en aumento, que corrompía la moralidad
pública y que destruía la felicidad de las familias. Si tales quejas hubieran sido fundadas, ahora que los progresos de las artes han difundido por modo más universal la afición á los goces "con los medios de alcanzarlos, la depravación estaría en su colmo. Nada hay de eso; los tiempos presentes, de los cuales no nos constituimos en panegiristas, expo- nen infinitamente menos al género humano á son- rojarse de su propia historia, que cuando tuvo que gemir de las de Roma, el Bajo Imperio y la Edad media. ... De lo cual se deduce que para tener mejores alimentos, mejores vestidos y mejores habi-
taciones, el género humano está distante de sufrir decadencia moral.»
Aceptamos como verdaderas y útiles algunas de esas consideraciones, pero rechazamos otras como contrarias á la verdad y á la experiencia; no prefe- rimos la bárbara: rudeza de la Edad media á la se- ductora urbanidad de los tiempos modernos; pero inferir de esto que el orden social está mejor esta-
