POLÍTICA DOMÉSTICA 213
zón. Pero, ¿hay algún mal genio que otrezca ven- taja para gobernar una casa? Por accesos de ira, se puede perder el fruto de muchos esfuerzos y de cálculos prudentes. En efecto, señoras de mal ge- nio, la cólera os quita todo sentimiento de pruden- cia y circunspección, traiciona vuestros secretos, 0s lleva á revelar vuestras antipatías. ¿Hay gobierno posible con esas explosiones que destruyen en algu- nos momentos los proyectos mejor combinados? Para dar pruebas de tener buen corazón, ¿es necesa- rio comprometer la paz doméstica? Esos excelen- tes corazones ofenden á diestro y siniestro, haciendo heridas dolorosas, cuando la ira los ciega. Por eso, cada dia perdéis una relación amable, un criado fiel, una amiga verdadera; y el vacío que os van dejando crece sin cesar, y en vez de comprender vosotras la causa de esto, declamais con enfado contra la in- gratitud y la inconstancia de todo el mundo. ¡Po- bre género humano, cuántas veces lo hacemos res- ponsable de nuestras imperfecciones, cuántas veces recurrimos á ilusorias abstracciones por librarnos de confesar que hemos carecido de paciencia, de gene- rosidad ó de alguna otra virtud!
Los caprichos se deben evitar con tanto cuidado como las violencias, porque nada es menos propio para dirigir el servicio doméstico, que un carácter demasiado impresionable que en un momento pasa
