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226 POLÍTICA DOMÉSTICA

La doctrina que pretende arrancar de la familia á los niños, para darlos al Estado, es por todo extremo absurda é irritante, cuando se considera la relación de la madre con el hijo. El que ella con fatiga ha llevado en su seno, y dado á luz con peligros y dolores; el ser por el cual ha sa- crificado su frescura, su belleza y su salud quizás, ¿á quién pertenece sino á su madre? La sociedad, ¿se tomaria los mismos cuidados, haría iguales sa- crificios, sabría olvidarse á sí misma, tendría seme- jante condescendencia por la debilidad del niño? La naturaleza, al poner en el pecho materno el primer alimento del niño, ¿no ha establecido una relación tan manifiesta que hace incontestables los derechos de la madre? Sostener que la lactancia no ha sido destinada por la naturaleza á cada niño recien nacido, sino que debe ser indistintamente distribuida á todas las criaturas, hasta cierta edad,


por orden y por elección del Estado; reducir así á la mujer, como madre, á la condición de fun- cionario público, es una idea bárbara y cruel que no podemos perdonar al insigne filósofo Platón.

Y aquí se nos presenta la gran cuestión de sa-